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sobre la cacería política y la complicidad de algunos

sobre la cacería política y la complicidad de algunos

Regeneración, manida palabra con la que los actores de la nueva política justifican sus acciones y pactos. Una «nueva forma de hacer política», que ha llegado, según algunos, para quedarse. Bajo ese pretexto, los derrotados en Gandia vencieron, y los vencedores, el PP (la legítima mayoría social), excluidos.

Justificaron entonces un pacto para la conformación de un gobierno anti natura que rompía toda premisa electoral (Ciudadanos se comprometió a no pactar con nacionalistas y respetar a la lista más votada). Se produjo entonces una verdadera estafa electoral.

Que el PP debía asumir responsabilidades y hacer autocrítica era, es y será un sano ejercicio que en el PP nadie está evitando. Hemos iniciado cambios, tanto en las formas como en el discurso, tendentes a potenciar un PP más constructivo y propositivo, indistintamente de si se ejerce la función de gobierno o la de oposición. Sobre la base de la mayoría social que nos permite ser la primera fuerza política, se ha iniciado la reconstrucción de un nuevo proyecto que ahora lidera su nuevo presidente, Víctor Soler.

Hay quienes en tono imperativo nos mandan a hacer deberes (que nos renovemos dicen algunos, o que nos vayamos a pensar). Sobre ridículas proposiciones contestamos con propuestas, manos tendidas y política de consenso. El PP propositivo que ocupa la centralidad política.

Nuestra última gran apuesta ha sido la de un gran pacto de ciudad por los Presupuestos de 2016 o la auditoría de las cuentas, tanto en el Consistorio en los últimos doce años, como en las empresas públicas desde su constitución. Otros grupos políticos, como Més Gandia y Ciudadanos, calcaron el mensaje popular, haciéndolo propio, pero la realidad se ha demostrado tozuda y a la primera oportunidad presentada han renunciado a ambos objetivos.

La verdad es que no tenemos por qué escuchar lecciones de nadie, y menos de quienes han emprendido la guerra sucia, la causa generalizada contra el PP y su cacería política y personal contra todo aquel que haya osado representar a los populares. Eso sí, todo ello con la complicidad de quien, más pronto que tarde, tendrá que explicar el porqué de su permisividad con la izquierda.

Algunos se han equivocado, venían a regenerar la política. Lo que no nos dijeron es que por regenerar, querían decir enjuagar los trapos de la vieja política. Lo vemos en Gandia (también en España).

Ciudadanos ha adoptado la actitud de dar por buena la gestión del socialismo en nuestra ciudad, tanto en las empresas públicas como en el Ayuntamiento de Gandia. Causas penales en los juzgados y más de 300 millones de euros de deuda que corresponde a la etapa socialista no deben ser motivos suficientes para una adecuada fiscalización.

Eso sí, a la guerra total contra el PP y las personas que en él defienden las ideas de la mayoría, a esa guerra sí se apunta. Llama la atención que se presten a ser los auténticos palanganeros de la política del chantaje, la cacería política y la causa generalizada por la militancia en un partido.

La última, la de votar a favor de la exigencia de posibles responsabilidades sociales a los gestores populares en la empresa pública. Pero solo a los del PP, no sea cosa que alguno se dispare en el pie. Seguramente que Ciro Palmer fuese consejero delegado de la empresa pública cuando se gestó el Edificio Innova, ahora en la jurisdicción penal, no habrá influido en el «nuevo político» de Ciudadanos que se propuso levantar alfombras.

Socio fiel del gobierno, ha adoptado el rol de ser la oposición de la oposición. No podía ser mayor el engaño electoral. Una estafa electoral en toda regla. Traición a quienes confiaban en un partido moderado de centro-reformista, como el PP.

Poco a poco parece ser que los favores se devuelven. Adjudicaciones dudosas, sospechas de quienes han pagado según qué campaña electoral o según qué sede, posibles nuevos enchufados, posibles nuevas empresas de reciente creación que presuntamente comienzan a facturar para el Ayuntamiento de Gandia, y un sinfín de «presuntos» que no comento porque no quiero caer, ni ser, como ellos.

Mientras tanto la izquierda de la ciudad frotándose las manos, viendo cómo el voto del centro-reformismo está dividido, enfrentado y, en la parte que corresponde a Ciudadanos, secuestrado.

Sé que todos en Ciudadanos, no son iguales. No sería justo generalizar, pero indistintamente de no compartir la gestión de su edil en Gandia, deben asumir la gestión del mismo y comenzar el necesario trabajo de regeneración que con tanto ánimo espetan.

En lo personal, me niego a claudicar antes quienes están fabricando este consejo de guerra donde lo que menos vale son las propuestas y lo que sí es utilizar la maquinaria y staff de la Administración Local contra el PP.

Por eso ingresé en política, para cambiar lo que ahora sucede en nuestra ciudad. Reafirmado en que queda mucho por hacer, hoy tengo un motivo más para ser partícipe de la renovación de mi partido y la recuperación de una ciudad que, en base al mandato popular, nunca perdimos.

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