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Urbanismo

Gandia suspende el sector Benipeixcar por incumplimiento del promotor

Cae del mapa la construcción de 150 viviendas, la mitad protegidas, entre Faus Group y Benirredrà.

Gandia suspende el sector Benipeixcar por incumplimiento del promotor

El Ayuntamiento de Gandia ha decidido suspender definitivamente el proyecto para urbanizar el sector denominado Benipeixcar-2, situado en este distrito del suroeste de la ciudad y delimitado por la zona industrial de la antigua Faus Group y el municipio de Benirredrà.

El departamento de Urbanismo tiene razones de sobra para abortar esta actuación que afectaba a una superficie de 41.473 metros cuadrados sobre la que se iban a construir unas 150 viviendas, la mitad de protección oficial.

En primer lugar, el ayuntamiento señala que el agente urbanizador, Aprusa, no ha presentado la garantía definitiva para poder iniciar las obras. En segundo, se han sobrepasado ampliamente los tres años que se dio de plazo para que Benipeixcar-2 se pusiera en marcha y no hay expectativa alguna de que las cosas cambien a mejor.

En cierta medida la suspensión de la urbanización entra dentro de la lógica. Se trata de un proyecto que fue concebido en el año 2005, cuando ensanchar los pueblos y las ciudades era lo más normal en medio de aquella burbuja inmobiliaria apoyada por los bancos y alimentada por la llegada de inmigrantes que encontraban trabajo con relativa facilidad. Las gestiones de Benipeixcar-2 se prolongaron durante cinco años, y todavía en 2010 había esperanzas de que las obras se pudieran ejecutar.

Obras congeladas

El Ayuntamiento de Gandia diseñó una actuación singular para poder «ocultar» las naves industriales de Faus Group y poder minimizar así el impacto visual y, sobre todo, el ruido que podría haber molestado a los residentes en la nueva urbanización. Así, en el extremo más próximo al área industrial se iban a levantar pequeñas montañas de tierra que después serían zona verde, actuando de barrera divisoria.

En segundo lugar, y tras la protesta del Ayuntamiento de Benirredrà, se optó por retirar los edificios del límite entre los dos términos municipales, al considerar las autoridades de Benirredrà que habrían representado un enorme impacto visual sobre la trama urbana de su municipio, que es de mucha menor altura.

Cuando todos estos condicionantes ya estaban solucionados llegó la crisis y Aprusa, como en tantos otros lugares, optó por congelar estas obras a la espera de que el mercado determinara si iba a ser rentable, algo que no se ha producido. Es la falta de demanda de viviendas lo que, en último extremo, ha generado la suspensión de la urbanización.

Aprusa también es, por cierto, la promotora del polígono de Sanxo Llop, donde se encuentra el hospital de Gandia, que también está paralizado prácticamente por los mismos motivos. No hay demanda de suelo que genere el movimiento de dinero necesario para llevarla a cabo.

Un urbanismo «realista»

El responsable de Urbanismo de Gandia, Vicent Mascarell, señaló ayer a este periódico que la suspensión de Benipeixcar-2, aprobada ayer en comisión, supone un paso más «en la adaptación del urbanismo de la ciudad a la realidad», y que, en la misma línea, su departamento estudia la reversión de otras urbanizaciones porque no existen expectativas razonables de que puedan prosperar.

Esas decisiones se adoptarán, también, tratando de no causar perjuicios ni al ayuntamiento ni a los propietarios de los terrenos. En ese sentido, el caso de Benipeixcar-2 es significativo. A partir de esta suspensión dejarán de pagar el IBI de urbana por sus parcelas y el año que viene ya abonarán el impuesto como suelo rústico.

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