El Ayuntamiento de Gandia, harto de que los ciudadanos hagan caso omiso a las normas, ha decidido tomar medidas contundentes para poner fin a la existencia de un vertedero de basura y de escombros que, desde hace muchos años, se forma en la carretera de Marxuquera, junto al puente de la autopista AP-7.
En ese lugar, pese a la existencia de carteles que prohíben los vertidos, se acumulan habitualmente grandes montones con todo tipo de residuos. Como publicó este periódico el pasado martes, durante el fin de semana anterior los residuos acumulados superan lo habitual y muchas personas protestaron por la dejadez.
El mismo martes, operarios del departamento de Territorio del ayuntamiento, en colaboración con la Diputación de Valencia, procedieron a retirar los montones de escombros, basura y restos de poda acumulados y dejaron el lugar limpio.
Pero, en esta ocasión, no será solo eso. El concejal responsable, Xavier Ródenas, ha decidido ejecutar un proyecto para que el problema no vuelva a producirse y se acabe para siempre con la lamentable imagen del vertedero.
Según señaló el concejal a este periódico, en primer lugar se ha procedido a acotar, mediante una cinta, la zona en la que los ciudadanos, haciendo caso omiso a los carteles, dejaban la basura. Y, en segundo lugar, en los próximos días se procederá a plantar vegetación y a realizar pequeños montículos para que no se pueda depositar nada. El consistorio mantendrá los dos contenedores de residuos orgánicos que dan servicio a los residentes en las urbanizaciones cercanas, pero vigilará que no se deje nada más fuera de esos recipientes.
El Ayuntamiento de Gandia recuerda la existencia del «Punt Net» del polígono Alcodar en el que se pueden depositar gratuitamente todo tipo de residuos que no caben en los contenedores repartidos por la ciudad.
Un problema general
El caso del vertedero incontrolado de Marxuquera pone nuevamente de manifiesto un problema que se repite en la mayoría de los municipios de la Safor, cuyos alcaldes se ven casi siempre desbordados para poder atajar la actitud incívica de quienes, en vez de dirigirse a los puntos donde se pueden desprender de muebles, escombros y todo tipo de residuos, optan por lo más cómodo, llenando rincones, ríos y barrancos con esos enseres.
La falta de vigilancia y una cierta dejadez hace que raramente se impongan las sanciones que la ley marca para estas actitudes.
