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Un negocio diferente en Tavernes que se consolida tras desafiar a la crisis

La Casa Viva es un restaurante vegetariano que aprovechó la restauración de una casa construida en el siglo XIX

Un negocio diferente en Tavernes que se consolida tras desafiar a la crisis

Sin grandes carteles luminosos, ni parafernalias en su puerta, en una casa del siglo XIX ubicada en la calle Cervantes de Tavernes de la Valldigna, un pequeño cartel anuncia el lugar donde se encuentra el hotel restaurante vegetariano La Casa Viva. Abrió en plena crisis, en junio de 2014 y, aunque para la mayoría de la gente puede ser una apuesta arriesgada por el momento en que se puso en marcha y por ofrecer un producto distinto, para Inés Ciscar y Juan Pons, sus creadores, no es más que una extensión de su filosofía de vida. «En nuestro restaurante servimos el mismo tipo de comida que consumimos nosotros desde hace mucho tiempo, o sea, no es una idea de negocio, es un reflejo de nuestra manera de entender la vida», señalan. Todo está cocinado hasta el último detalle por la propia Inés.

El local donde se encuentra el restaurante, el bajo de la vivienda, es casi mágico. Ha sido creado con sus propias manos con mucho esfuerzo y durante ocho largos años. «Nuestro hobby es la restauración de casas y muebles, y siempre hemos sido amantes de la ecología y la naturaleza , y en base a ello, diseñamos y realizamos un espacio reformado con criterios de bioconstrucción y feng-shui», apuntan. La Casa Viva traslada al cliente a otra dimensión pero Juan e Inés saben en qué siglo viven, de ahí que intenten abrirse al mundo a través de su página web.

Pese a la incertidumbre que siempre generan los inicios, y más en un tiempo convulso económicamente, dos años después de su apertura aseguran que su restaurante está en una fase «de consolidación». «No podemos decir que los inicios fueron duros porque empezamos a trabajar bien desde el principio, seguramente por lo original del negocio y la curiosidad de la gente por probar cosas nuevas», explican.

Reconocen que el negocio mezcla lo romántico del sueño hecho realidad con la necesidad económica. «Para ser sinceros, también existe un componente económico que nos obligo a buscar una alternativa a nuestro medio de vida anterior», dicen. De momento, les va bien y están muy satisfechos con su restaurante.

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