Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los topónimos de la Safor que hablan de sus pueblos

Las raíces de los nombres de los pueblos ofrecen pistas sobre sus orígenes El rey Jaume I se topó en la comarca con casi un centenar de alquerías islámicas

Los topónimos de la Safor que hablan de sus pueblos

La X Jornada d'Onomàstica de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) se inauguró el viernes en Gandia, a cargo del presidente de la AVL, Ramon Ferrando, y la alcaldesa, Diana Morant, y acto seguido ofreció una conferencia el historiador medievalista Ferran Garcia-Oliver. El grueso de las ponencias se desarrollaron ayer en la Casa de la Cultura. Uno de los participantes fue el historiador Abel Soler, que desgranó el significado de los nombres de los 31 municipios de la Safor. De forma resumida el origen de esos topónimos es el siguiente.

Del árabe ad-dawr, «la tanda», hace referencia al establecimiento, en tiempos de sequía, de una estricta tanda de riego de la fuente de la Murtera entre las dos alquerías que lo compartían, Palma y Ador. Esta tanda se fijaría junto a la balsa mayor sobre la que se edificó en el siglo pasado la Casa Consistorial de Ador.

Según Abel Soler, hace referencia a los al-huwaiwîr, «las yeserías», ya que, como atestigua la documentación medieval, se extraía piedra de yeso de la montaña del castillo.

Almizran y Almizrà en la documentación medieval, o más concretamente su castillo, marcaban la línea divisoria (en árabe, al-misrân) entre les taifas de Valencia-Xàtiva y Dénia.

Tierras productivas compradas a finales del siglo XIV por la Pía Almoina de la Seu de Valencia, una institución caritativa del capítulo catedralicio. Tras la expulsión morisca, los repobladores se concentraron en un solo pueblo que, no obstante, conservó el plural, «les Almoines».

El rafalet medieval de Na Savalla fue refundado por la condesa viuda Beatriu d'Urrea, regente del Condado de Oliva (1480-1486).

Es el nombre más extraño de la comarca. Sus fundadores, por la forma del llano intramontañoso de Barx y la Drova, se sintieron como habitantes de la base de una barxa (cesta de pastor) de palmito, como las que todavía se confeccionan en Pinet.

La alquería de Sotaia d'en Roca se transformó en el siglo XV en el lugar o pueblo de Bellreguard, con el significado de «panorama bello». En este punto hubo en la jornada cierto debate. Abel Soler defiende que en la nueva denominación intervino el poeta Joan Roís de Corella. En cambio, Ferran Garcia-Oliver apuntó que Bellreguard fue fruto de la fusión de cinco alquerías y la bautizó así mossén Joan Roca en 1433, quizá para marcar distancias con la comunidad musulmana.

Como en el resto del territorio valenciano, en la Safor hay muchos municipios de origen islámico que comienzan con el prefijo «beni», que en árabe magrebí significa «hijos de». Beniarjó viene del antiguo Benizarjó, de Banû Zarjûn, «los hijos de Zarjón». Es un vocablo poético y exótico que significa «dorado» y se aplicaba como sobrenombre de personajes orientales.

De Banû Khayrûn, «los hijos de Khairon», nombre propio masculino que literalmente significa «el mejor». Es probable que el fundador fuera, como en el caso de Beniflà, algún dignatario de la taifa de Dénia.

Del antiguo Rafal de Beneflah, era el rahl o la heredad de algún poderóso Ibn Aflâh (aflâh significa «exitoso») de la taifa de Dénia con casa y molino edificados en lo alto de la huerta de la acequia de Gandia.

Debe su nombre al clan de los Banî-r-Ridâ, «los descendientes de ar-Ridà». Es posible que estos se identificaran, con o sin fundamento genealógico, como familia de un pariente del profeta Mahoma.

Parece un nombre romance, pero según Abel Soler procede del Qaxtilyûn árabe, es decir, lugar rodeado de montañas.

Del árabe daymûs, era el nombre que en algunos lugares del Magreb se aplicaba a las ruinas de monumentos romanos, especialmente si éstas tenían una forma que recordara un gran aljibe, porque daymús significaba también «cisterna».

Alquería nombrada así por la caudalosa fuente que nace en el mismo centro de la localidad. Tras la conquista cristiana fue entregada al almirante Francesc Carròs, de ahí su «apellido».

Qandîyya es el nombre de la alquería sobre la que se refundó Gandia tras bajar los moradores del castillo de Bairén, pero su explicación etimológica ha recibido varias teorías. Abel Soler sostiene que significa «la heredad de Qand», un ministro del califato de Córdoba que tuvo que refugiarse por tierras de la Safor. Por otra parte, los fundadores cristianos de Candia creyeron reconocer tras este arabismo de raíz latina el adjetivo «cándida» y lo relacionaron con una metáfora: la Virgen adoptó la forma de Stella Candida (una estrella de seis puntas) para coronar las armas heráldicas de la villa.

Probablemente uno de los lugares donde efectuaban los relevos del cuerpo de guardia del mar. Conocida como l'Alqueria de Tamarit desde 1480 hasta el siglo bien entrado el siglo XVII. Hace unos años los vecinos decidieron añadir al nombre el apelativo «de la Safor».

En valenciano medieval, lloc significaba pueblo, de mayor entidad que una alquería pero menor que una villa. Fundado por los monjes del monasterio de Sant Jeroni de Cotalba.

El antiguo Rafalman (Rahl al-'Amân, «la heredad de la Fe») se conoció desde la segunda mitad del siglo XV como Miramar.

Es el nombre de la tribu bereber Awrâba, de la confederación Barânis, presente en los oasis de Túnez y Algeria. Era una alquería estratégicamente ubicada en el camino de Xàtiva y Dénia, y de las más pobladas antes de la conquista feudal.

Soler niega cualquier raíz celta y señala que viene, literalmente, de la palma, es decir, de alguna palmera que habría en la antigua alquería islámica. Posteriormente añadió el «de Gandia».

Antiguo rafal islámico que pasó a ser la alquería de Pere Desvalls (1380-1390). Un comprador de 1442, Pere Andreu, decidió cambiar al valenciano el mote original árabe y lo llamó «la Palmera».

Del latín tardío, hace referencia a dos estribos o pilares de obra de un puente de palanca que permitirían durante siglos cruzar el baranco de Palmera.

Viene del romance andalusí pottu, (vaso cerámico) y del mismo oficio de ceramista o terrisser, que sería tan antiguo como la misma localidad.

Viene del árabe Rahl al-Kuffâr, y hace referencia a una heredad de regadío perteneciente a unos kuffs, el apelativo despectivo con el que los árabes se referían a los «descreídos», «paganos» e incluso «judíos», como actualmente denominan los palestinos de la franja de Gaza a los judíos que se han apoderado de este territorio.

Eran ar-riyâd, es decir, «las huertas» asociadas a una alquería llamada Benicaixcaix. Esta última hacía referencia a Banû Qaxqâx, los «descendientes de traperos», nombre que este oficio recibía en los oasis de Algeria y Túnez.

Al igual que La Roda, en Albacete, nos recuerda a la rutba; un impuesto o peaje que, en puntos determinados, se exigía en Al Ándalus a los propietarios de ganado trashumante. Según Abel Soler, esta propuesta etimológica se refuerza por el hecho de que su castillo se llame «de Borró», porque la lana se pagaría en especie y este sería el lugar ideal para custodiarla.

En árabe «rastro de casas», quizá por el aspecto que presentaba en sus orígenes el poblado, entre la Font Gran y la Font Menor, hoy en día una larga avenida.

La alquería árabe de Gebalcobrá (Jabal Kubrat, «Monte Grande»), poblada por cristianos, pasó a ser más conocida como la Taverna, a partir de este establecimiento, punto de socialización para los pobladores del valle. Durante la Edad Media se pluralizó, como sucedió con otros municipios como Guadasséquies u Otos.

Pese a su aparente forma valenciana, adoptada a partir del siglo XIII por la población cristiana, era para los indígenas musulmanes un nombre de herencia romance, con el que denominaban el valle y el castillo. Se documenta ya en la Crònica de Jaume I como Vilalongua, con el significado de «la villa larga». Los colonos feudales valencializaron el nombre, pero más tarde, con la Nueva Planta, se castellanizó.

Exaracho, en escritos del siglo XIII. Asentamiento de una tribu bereber que tenían parientes en la isla de Ibiza; los Xarraca.

Formada por dos alquerías islámicas con un mismo nombre, la Xeresa de arriba (el actual núcleo urbano) y la de abajo, situada en el yacimiento de Casals de la Cervana, que quedó despoblado en el siglo XIV.

Compartir el artículo

stats