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El precio del vandalismo

El Gobierno de Tavernes decide colocar carteles con el valor del mobiliario urbano para llamar la atención de quienes lo destrozan - Ha empezado por el entorno de la Torre de Guaita pero extenderá la iniciativa a otros puntos

El precio del vandalismo

El Gobierno de Tavernes de la Valldigna está harto del gusto que le han tomado algunos de divertirse haciendo daño al mobiliario urbano. Hace unas semanas, esta situación llegó a un punto que llegó incluso a enfadar a los responsables municipales. Un día después de que acabaran las obras de adecuación del espacio de ocio que rodea a la Torre de Guaita, varios elementos recién instalados, amanecían destrozados y las paredes, acabadas de pintar para borrar grafitis anteriores, estaban negras porque a alguien se le ocurrió hacer fuego junto a ellas.

Aquello llevó a la concejal de Servicios Urbanos, Llum Sansaloni, a tomar una medida con la que pretende concienciar a quienes no respeten lo que es de todos.

Del mobiliario urbano cuelgan, como se pudo comprobar el pasado lunes en la inauguración del nuevo espacio de interpretación de la Torre de Guaita, unos carteles con los precios que cuestan, por ejemplo, las papeleras instaladas en la zona y una caseta que resguarda a los contenedores de basura.

Estas estructuras están elaboradas con una madera especial, tratada para estar al a intemperie y que se mimetiza con el entorno, de ahí que resulten algo más caras de lo habitual. Las papeleras, por ejemplo, rondan los 300 euros cada una, mientras que la caseta que cubre los contenedores está alrededor de los 1.800.

Pues bien, según explicó el concejal de Turismo, Josep Llàcer, el mismo día de Pascua «las papeleras, recién instaladas, fueron destrozadas». Si se tiene en cuenta su precio, ya de entrada, al ayuntamiento le costó casi 600 euros la diversión de algunos, un dinero que, recuerda el concejal, «podría utilizarse para otros menesteres». Además, la puerta de la caseta también apareció rota y se tuvo que reparar.

«La gente no sabe los miles de euros que se van al año del presupuesto municipal reparando o reponiendo mobiliario que ha sido destrozado por los vándalos», señaló, por su parte, la concejala Llum Sansaloni.

Esta novedosa medida ha empezado a implantarse en la Torre de Guaita pero está previsto que se extienda a otras zonas de la ciudad porque el asunto del gamberrismo en este municipio se ha convertido prácticamente en una epidemia. «El Parc del Cantalot -inaugurado hace apenas tres años- está totalmente destrozado», señalaba ayer la concejala.

Los vándalos también se han cebado en los últimos meses con la Ruta dels Sentits. Los alumnos de la escuela taller elaboraron este itinerario para conocer distintos puntos interesantes del término adaptado para ciegos. Por todo el camino instalaron una cuerda para que estas personas puedan agarrarse a y seguir el sendero que ya ha sido robada en cinco o seis ocasiones.

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