Durante cuatro años, la política turística del PP fue uno de los detonantes del agujero negro que se creó en la empresa pública de Gandia, IPG. Todo era a «coste cero» decían, pero la realidad es que la política de conciertos, toros, desfiles, gladiadores y fiestas a todo lujo duplicaron la deuda que el Partido Popular se encontró en el Ayuntamiento de Gandia en mayo de 2011. A día de hoy todavía estamos pagando aquella «megafiesta» que se pegaron, con nuestro dinero, los Torró, Soler, Barber, Gregori y compañía, más conocidos hoy como «el club de los investigados».

Ahora que trabajamos en los presupuestos de 2016 nos damos cuenta de lo fácil que le debía resultar al anterior gobierno prometer, comprometer y firmar sabiendo que no lo iban a pagar. El gobierno del PP no entendía de presupuestos, de ingresos ni gastos. Todo valía y todo se tenía que hacer. Política de la apariencia: que se vea que estamos haciendo cosas, que luego ya vendrá otro que pague la luz. Y sí, así estamos ahora: pagando la luz, las copas, escenarios, festivales, gladiadores y otros gastos que se realizaron sabiendo que no iban a tener dinero para pagarlos. El resultado? 80 millones de euros de deuda a proveedores.

Este nuevo gobierno está trabajando la cuestión económica con un objectivo claro: poner cordura a la locura despilfarradora del gobierno anterior. Resumiendo en una expresión más coloquial: gestionamos poniendo los pies en el suelo. Y en materia de Turismo, como en el resto, nos toca hacer lo mismo.

Claro que nos gustaría haber gobernado en un momento en el que pudiésemos permitirnos conciertos, festivales y actividades a todas horas y de la máxima calidad. Pero no, no solo no podemos hacerlo, sino que tenemos que pagar las actividades de otros años y, a duras penas, programar la campaña turística de este año. Como supondrán, la tarea es, si cabe, más complicada todavía. Y lo estamos haciendo midiendo gasto a gasto, actividad por actividad: Feria de Abril, Concurso de la Fideuà, Cine al aire libre... Medimos cada euro que gastamos y buscamos todas las ayudas posibles, de la Diputación y de la Generalitat, para conseguir un doble objectivo: que Gandia siga viva y con actividades y, lo más importante, que las actividades que se hacen se puedan pagar, ahorrando el máximo posible a los bolsillos de los gandienses.

A pesar de este esfuerzo estamos consiguiendo planificar una campaña turística muy digna, manteniendo servicios y manteniendo una playa impecable. Y todo, con un presupuesto realista. Y además lo hacemos marcando muy claramente dos líneas de trabajo, especializando nuestras acciones hacia un modelo turístico que aproveche nuestros recursos naturales y nuestras infraestructuras y que atraiga a Gandia un turismo familiar y deportivo. Son dos de las tendencias que más éxito están consiguiendo en municipios como Cambrils, donde estuvimos hace unas semanas y donde el turismo de actividades deportivas llena hoteles y apartamentos durante todo el año.

Es una lástima que, mientras, aquellos que durante cuatro años quemaron el dinero de los gandienses a base de fiestas y saraos que no fueron capaces de pagar, ahora critiquen el esfuerzo de un gobierno que, además de pagar su fiesta, somos víctimas de la resaca de la misma, y nos toca planificar con menos de la mitad del dinero que ellos gastaban. Es lógico que para quien disparaba con pólvora de rey con un dinero que no tenía, cualquier cosa que se haga ahora, con las cifras reales, le parezca poco. Ellos son más de conciertos por 800.000 euros, corridas de toros por 500.000 euros y luchas de gladiadores por 300.000 euros. Las comparaciones son odiosas, y solamente como demostración les diré que la Feria de Abril nos costaba cerca de 60.000 euros. Este año se hará con un presupuesto de unos 20.000 euros. O el concurso de la Fideuà, por el que este año gastaremos, con subvenciones y ayudas, unos 50.000 euros, la mitad de lo que costaba otros años.

El problema es que, a fecha de hoy, el Ayuntamiento de Gandia todavía debe 30.000 euros del concurso de Fideuà de 2015 y otros tantos por la Feria de Abril. Es la diferencia de gobernar haciendo castillos en el aire a gobernar, com decía, con los pies en el suelo.