Las bases de Izquierda Unidahan aprobado por abrumadora mayoría confluir con Podemosel 26 de junio. ¿Será positivo para las formaciones?

Era esperable y es positivo. No ha sido imposible formar un Gobierno de cambio y lo que nosotros planteamos para estas elecciones es sumar a cuanta más gente mejor, de manera que no se quede ningún voto de personas que tienen ganas de cambio sin contar, que es lo que ocurre con el

actual sistema electoral. En Izquierda Unida ha habido un cambio, vemos los discursos de Alberto Garzón y vemos que ha entendido que hay una mayoría social que puede ser representada sin las etiquetas clásicas, porque ha llegado un punto en este país que la gente se reconoce en unas políticas de lucha contra la corrupción, que ponen la transparencia en el centro de la vida parlamentaria y la gestión pública hacen que no se aprieten el cinturón siempre los mismos. Coincidimos en objetivos y, en ese sentido, seguimos la línea de las confluencias del 20D pensamos sumar a cuanta más gente mejor.

Bajo su punto de vista, ¿por qué no ha sido posible el pacto de Gobierno en la izquierda?

Es una responsabilidad de todos que esos intentos hayan acabado en fracaso y nuevas elecciones. Nosotros asumimos nuestros errores, podíamos haber comunicado las cosas de otra manera. En algunos discursos de Pablo Iglesias algunos decían que suspalabras no ayudaban al pacto y es cierto que podríamos haberlo hecho de otra forma, pero también pienso que con el momento político que estamos viviendo y la responsabilidad que tenemos, no podemos centrarnos en cuestiones de forma como excusa para no llegar a un acuerdo. El PSOE le debe una explicación a la ciudadanía porque han dicho que estaban enun 70 % de acuerdo en el plan de Gobierno que nosotros presentamos, después que estaban en un 90 % de acuerdo con el Pacto del Prado de Compromís y,a pesar de ello, han cerrado unacuerdo que coincide en un 80 % con Ciudadanos y que el propio Albert Rivera ha dicho que estaba para sumar al PP. Pensamos que a partir del 26J será posible.

¿Pedro Sánchez ha hecho lo que él quería?

Tenemos la sensación de que no. Se ha sentido muy ligado por su partido. El Comité Federal, tras las elecciones, fue muy contundente para que no pactara con nosotros. No entendemos que se aborde un diálogo como el que hemos abierto, que es positivo, limitando tanto las posibilidades de acuerdo. Pedro Sánchez ha tenido muchas presiones y no le han dejado llegar a un acuerdo.

Las disculpas de Sánchez a Rajoy por el famoso «no es una persona decente», ¿es un acercamiento al PP por lo que pueda ocurrir a partir del 26J?

Creo que no es lo que quiere Pedro Sánchez, pero hay gente de su partido, y creo que Felipe González aún pinta mucho, que ya dijo que el PSOE y el PP debían dejarse gobernar uno al otro, y es evidente queeso no va a ocurrir. Hay una parte del PSOE que piensa que es mejor esa opción a un Gobierno con Podemos. No entiendo ese gesto de pedir perdón, y menos cuando ha pasado tanto tiempo.

Hable de la vida de una bellreguardina en el Congreso.¿Cómo son las relaciones entre los diputados en los pasillos, cambian mucho una vez se apagan las cámaras?

Depende de personas. Yo, ni con Rajoy, ni con Sánchez ni con Rivera he tenido relación. Pero sí que es diferente. Me he encontrado con diputados del PSOE que han colaborado conmigo intentando convencer a Ciudadanos paraque se abstuvieran en una votación durante una comisión y ellos mismos me decían «vamos a versi logramos esto». En comisiones, el trato es cordial y me resulta interesante. Yo soy miembro de la delegación española en el Consejode Europa y a la última sesión parlamentaria en Estrasburgo tuve que ir. Ahí sí que tuve ocasión de convivir cuatro días con representantes de otros partidos y resulta curioso porque tienes un espacio muy libre mientras tomas un café, por ejemplo, para compartir ideas sobre cualquier tema y sin las cámaras delante. Es ahí donde puedes reconocer en el otro a una persona. A mí me resulta doblemente curioso porque no vengo de este mundo.

Habrá tenido que hacer un máster intensivo en vida parlamentaria.

No sabía lo que me esperaba, la verdad, y es cierto que venimosdel proceso tan acelerado, con dos procesos de elecciones y la construcción interna del partido y la campaña, no había tenido tiempo a pararme a pensar cómo sería la vida parlamentaria. Lo que me he encontrado han sido dinámicas que puedan resultar interesantes. Por ejemplo, en una comisión, la negociación de una Proposición No de Ley (PNL) que tú presentas, te presentan una enmienda,tienes que negociar, pon esta frase, quita la otra, etc. Todo eso me parece un proceso curioso y un aprendizaje importante. La conclusión que yo saco es que hay que poner en valor la función del parlamento y es algo que debemos buscar la forma de que la gente lo entienda. Debemos hacer que la gente entienda que lo que hacemos allí, que parece algo muy gris, marca sus vidas, y poner en valor estas cosas es uno de nuestros objetivos.

¿Qué ha aprendido en estos meses de legislatura?

He entendido la lógica de esa distancia entre el representante y el pueblo. Creo que a lo mejor no depende tanto de la voluntad de un diputado, eso que llaman el «cheque en blanco», que a ti te eligen y durante cuatro años haces lo que quieres. Nosotros no lo entendemos así, creemos que debemos rendir cuentas, pero me he dado cuenta de lo difícil que es eso, porque la dinámica parlamentaria es algo que te absorbe y tienes que hacer muchos esfuerzos para encontrar tiempo de tu vida personal para salir a la calle. El proceso de la PNL es muy largo pero creo que le faltan pasos, pienso que falta el paso de saber qué piensa la gente de la calle de esos temas. Es muy difícil salir a la calle, pero hay colectivos y sociedad civil que pueden ayudarnos en estas cuestiones y seguro que saben mucho más de lo que estamos tratando que nosotros. Debemos ampliar el muro de las instituciones

y no caer en el agujero negro del Congreso, y no es fácil.

Una vez se entra en la rutina parlamentaria, ¿es difícil no convertirse en «casta»?

No es difícil. En mi caso no, porque vengo de donde viene la mayoría de personas de este país, que es de tener una vida muy normal, un salario muy normal. Nosotros tenemos el sueldo limitado a tres veces el salario mínimo interprofesional y yo me escandalizo de ver lo que me ingresan al mes. No me lo quedo pero lo veo y digo: «Ostras, ¡esto es un dineral! ». Para mí no es difícil huir de ello, si quieres, puedes. Es difícil, por ejemplo, cuando vas a Estrasburgo. Yo podría haber no ido al hotel donde estaba la delegación española, uno muy bueno, de esos al que nunca irías si vas de vacaciones porque no te lo puedes permitir. Yo cojo muchos taxis en Madrid pero me los pago yo, como he hecho siempre que he necesitado coger uno. Lo difícil es no pasarte allí de nueve de la mañana a nueve de la noche, sobre todo los que no somos de Madrid. Es cierto que estás en los despachos trabajando pero no salir de allí crea una distancia terrible con la gente. Yo, cuando llevaba allí un mes lo entendí todo: hay médico, comisaría de policía, cafetería... es normal que se pierda el contacto con la realidad y eso hay que cambiarlo.