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Estudio sobre la regresión

Las playas de la Goleta y de Piles desparecerían sin los constantes aportes de arena

Un estudio con imágenes de satélite sitúa los puntos de la Safor donde se gana o pierde arena. El autor, Carlos Cabezas, apunta a la acción humana como la responsable del fenómeno.

La playa de Piles, situada al sur de la comarca, desaparecería paulatinamente si no fuera por el aporte de arena que el Ministerio de Medio Ambiente está realizando desde hace años de forma cíclica. Es algo similar a lo que ocurriría en la Goleta de Tavernes de la Valldigna.

Así se desprende de un estudio realizado por Carlos Cabezas, máster en Gestión del Territorio y Medio Ambiente de la Universitat de València, que ha hecho valer en sus investigaciones las imágenes de satélite de la NASA tomadas durante el periodo de treinta años comprendido entre 1984 y 2014.

En su trabajo, Cabezas ha tomado como muestra tres tramos del litoral de la Safor afectados por ese fenómeno. El primero en l'Auir de Gandia, el segundo en Piles y el tercero en la franja de l'Aigua Blanca de Oliva. Tanto por la secuencia temporal de las imágenes de satélite como por el estudio del tamaño de la arena, ha podido determinar dónde crecen o decrecen las playas de esta comarca.

La gran novedad respecto a otros estudios realizados sobre el tema es que, con los instrumentos utilizados, Carlos Cabezas ha podido determinar la línea de costa con una gran precisión, de manera que puede servir en un futuro para adoptar medidas que, como pretende la Administración, eviten o palien una erosión que, en la Goleta de Tavernes y en Piles, supone una amenaza constante a zonas urbanas.

El estudio dado a conocer ahora señala que es la acción humana la que, fundamentalmente, está alterando la línea de costa. «Los procesos de erosión o acreción están inducidos por el ser humano a causa de una gestión inadecuada del espacio litoral», señala Cabezas.

El estudio determina que la evolución de la costa «está condicionada por factores naturales, como el oleaje, las corrientes, las mareas, el nivel del mar y el viento, además de fenómenos como las tormentas, con gran capacidad para movilizar sedimento y desplazar la posición de la línea de costa a corto plazo». Pero añade que «el ser humano condiciona enormemente los patrones evolutivos del litoral mediante sus actuaciones», entre las que cita la construcción de barreras que bloquean el transporte de sedimentos, como los puertos, las extracciones y vertidos de arenas y la alternación del régimen de los ríos o barrancos, imposibilitando que el material sólido que arrastran, especialmente durante las riadas, se deposite en la primera línea del mar y, posteriormente, se distribuya en las playas gracias a las corrientes.

Un gran coste económico

De las tres zonas analizadas en este estudio, solo el tramo de la playa de Gandia situada al norte del puerto presenta una clara tendencia a acumular arena y, por lo tanto, a crecer. En la parte opuesta, en Piles presenta una clara tendencia erosiva «que se traduce en un aumento de su pendiente y estrechamiento», lo que hace necesarias constantes operaciones de vertido de arena, que, añade Carlos Cabezas, generan un gran coste económico.

El estudio, que se suma a los muchos instrumentos útiles a la hora de tomar medidas hacia una correcta gestión del litoral, se ha llevado a cabo con el equipo de Cartografía Geoambiental y Teledetección de la Universitat Politècnica de València, que ha suministrado datos.

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