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El sedimento grueso consolida la playa

El estudio ha analizado por primera vez el tamaño de la arena para determinar las zonas más vulnerables

Además de la larga secuencia de imágenes de satélite sobre la situación de la línea de mar en la Safor, el estudio de Carlos Cabezas también aporta una novedad que, a ojos de los no expertos, puede resultar curiosa.

En este estudio se ha tenido en cuenta el grosor de la arena de las playas y si eso tiene relación con la regresión o el crecimiento de las mismas y su cambio de anchura a lo largo de un año. La conclusión, indica Cabezas, es que sí.

Las corrientes marinas se llevan con más facilidad el grano de arena fino, como el que existe, por ejemplo, en la playa más turística de Gandia, mientras que encuentra más dificultad para mover el grano de mayor tamaño.

En conclusión, aquellas playas de arena fina son más vulnerables a variaciones rápidas cuando se producen temporales, mientras que aquellas que tienen el grano grueso son más estables.

Otra derivada de este análisis realizado es que, respecto al año 1984, las playas de la Safor cuentan ahora con una arena algo más gruesa. Eso significa que en los últimos 30 años el mar ha producido en el balance sedimentario un lavado de la arena más fina.

Los cambios registrados en la línea de costa y en el tamaño del sedimento suponen una mala noticia, al revelar que se mantienen los factores que propician la erosión en una zona que, además del valor ambiental, supone el centro de una industria turística de la que viven muchas personas durante varios meses al año.

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