El largo proceso desarrollado para la elaboración de los presupuestos municipales de Gandia de 2016 ha terminado. A falta de la inclusión de enmiendas razonables que se puedan ofrecer en las comisiones que se inician la semana próxima con todos los partidos del consistorio, se puede asegurar que el documento más trabajado y más difícil de elaboración en muchos años de la historia de Gandia, va a poder ser remitido al Ministerio de Hacienda para que pueda ser fiscalizado y validado.

Nuestra ciudad, los ciudadanos han de saberlo, está intervenida por el ministro Montoro. La difícil situación existente en 2011 ha sido ampliamente agravada por el anterior Gobierno del PP que tiene el dudoso honor de pasar a la historia como aquel que más endeudó Gandia en menos tiempo (136 millones en sólo cuatro años), tal y como constatan los recientes datos publicados por sus compañeros de partido del Gobierno central.

Era algo que se veía venir y que he denunciado en los últimos años a través de distintos artículos de opinión en este mismo diario. La respuesta fue la burla y el menosprecio de sus terminales mediáticas y cobardes seudónimos de redes sociales mediante ataques personales. Pero con el cambio de gobierno se ha restablecido la cordura, la sensatez y la responsabilidad en nuestra ciudad, iniciándose un largo proceso que permitirá dotar a las cuentas municipales de la robustez necesaria con el objetivo final de facilitar la vida a los gandienses y ofrecerles un horizonte de esperanza económica que se había desvanecido.

El presupuesto municipal es el documento más importante de una corporación ya que en él se plasman las líneas fundamentales del gobierno que lo presenta marcando prioridades, asignando recursos y fijando la agenda política municipal. En ese sentido, las directrices que emanan de su lectura son cristalinas:

1.- Legales. Cualquier administración pública debe dar ejemplo observando la legalidad para tener la legitimidad de exigir a sus administrados el cumplimiento de las normas que ella misma decreta. La imagen de partido antisistema mostrada por el PP en la anterior legislatura, negándose a pagar a los bancos, ha sido tan disparatada que ha dejado perplejos hasta sus propios compañeros de Madrid donde, sotto voce, no se han ahorrado críticas a la actitud adoptada por el ejecutivo anterior. El resultado es conocido por todos: la primera vez en la historia donde al gobierno de Gandia le han declarado unos presupuestos ilegales ha sido con un gobierno del PP.

2.- Realistas. Las ficciones presupuestarias se han terminado. Incrementar artificialmente los ingresos y reducir tramposamente los gastos tiene un recorrido muy corto porque la realidad es muy tozuda y finalmente todas las vergüenzas afloran. El Torró style, jaleado y aceptado por el resto de la cuadrilla popular de la actual bancada municipal, ha provocado tales desequilibrios presupuestarios que la herida a las finanzas públicas ha sida agrandada y agravada con tal nivel de infección que se ha requerido de un tratamiento de choque llamado plan de ajuste impuesto por los galenos del Ministerio de Hacienda.

3.- Responsables. Si un gobierno asume el coste político de incrementar los impuestos para remediar una situación terminal lo que no puede hacer es iniciar un proceso de farra continua. El gobierno del PP incrementó el 21% los impuestos en la legislatura anterior y simultáneamente realizó compras absurdas (boleras y discotecas), se embarcó en espectáculos innecesarios y casposos (Maremágnum y corridas de toros), fantaseó con proyectos de dudosa rentabilidad y nula financiación (parque acuático y ciudad agroalimentaria), y contrató a una caterva de enchufados. La obligación de una administración es proveer de servicios públicos de alta calidad, evitar gastos innecesarios, fortalecer el tejido social y asociativo de la ciudad proveyendo de los recursos necesarios y fiscalizando el uso del dinero público transferido y todo desde una visión global y equilibrada de todos los barrios de la ciudad.

4.- Reducción de deuda. La pesada carga de deuda que soporta esta ciudad debe ser aliviada de forma continua y progresiva. No podemos dejar una ciudad más endeudada que la que recibimos por solidaridad con los que nos releven en la gestión municipal. Creo que es la primera vez en la historia de Gandia donde se establece un presupuesto con superávit y, por supuesto, de tal magnitud (17 millones de euros). La enorme deuda comercial y financiera existente nos aboca a un proceso de pagar y no gastar, frente al del gobierno anterior que gastaba y no pagaba. El superávit se alcanza tanto por la mayor presión impositiva como por una fuerte reducción del nivel de gasto. No hace falta ser muy listo para entenderlo y debería haberse iniciado en la corporación anterior, pero parece ser que había dos perfiles: los que no sabían nada y los que no sabían ni eso.

5.- Generar economía. La mejor manera de impulsar la economía es asegurar a las PYMES que cobrarán por los servicios prestados. Como decía Keynes «no hay nada más nervioso que un millón de dólares» y la confianza en cobrar una deuda, produce un efecto balsámico en el sistema nervioso empresarial. La velocidad de circulación del dinero es un elemento capital cuando no se disponen de mecanismos de política monetaria con los que actuar. Con independencia de la necesidad de actuaciones puntuales mediante políticas pasivas (planes de empleo), lo que realmente dinamiza la economía es no dejar empantanado a quien le tienes que pagar y de eso el actual gobierno ha tenido un amplio feed back después de la inyección de dinero realizada para reducir el 50% de la deuda comercial existente. Más allá de los agradecimientos recibidos por las PYMES, han sido numerosas las declaraciones de éstas anunciando la contratación de personal o la compra de bienes de inversión que estaba a la espera de disponer de la liquidez necesaria. Frente a esta realidad algunos piensan que la economía se genera tejiendo redes clientelares propias de la España caciquil del siglo XIX o que la pobreza se combate mediante postulaciones caritativas con rubias de bote, abrigos de visón y hucha en mano.

Churchil aseguraba que «algunos acaban haciendo lo correcto una vez que han agotado todas las demás posibilidades». El actual gobierno municipal ha tenido muy claro desde el minuto uno qué era lo correcto y fruto de esa reflexión ha sido la elaboración de los actuales presupuestos municipales. En resumen, estamos haciendo lo que toca porque ahora toca hacer lo que estamos haciendo.