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ENTREVISTA Esther Torres

«Los vecinos se llevan mejor en las fincas donde todos pagan al día»

Torres considera que un mes es muy poco tiempo para todo el trámite burocrático que requiere la convocatoria

«Los vecinos se llevan mejor en las fincas donde todos pagan al día»

¿Cuáles son los principales conflictos que se producen en una comunidad de vecinos?

Los hay de toda índole, pero los principales son los que se derivan de la morosidad. El hecho de que haya vecinos que tengan que asumir determinados costes porque otros no pagan molesta mucho, y hace que las actitudes de los propietarios sean cada vez más individualistas, que cada uno vaya más a la suya y haga las cosas sin preguntar. Se pierde la comunicación entre los vecinos y muchas veces las gestiones son directamente con el administrador de la finca. Los problemas son muy diversos; de ruido, de mascotas, o de limpieza de las zonas comunes; pero, como decía, en el fondo de todo subyacen los impagos. Casualmente, en las fincas donde los vecinos están al día de los pagos, se llevan todos mejor.

¿La morosidad está relacionada con el estrato del barrio?

Bueno, se sorprendería. Proporcionalmente en fincas de playa hay menos índice de morosidad que en el casco urbano. Quizá al ser segunda residencia el mantenimiento de esos inmuebles es más llevadero y están más al corriente de los pagos.

¿Y ha subido con la crisis?

Sí. Es lógico que una persona que lo esté pasando mal atienda primero sus gastos particulares que a los comunitarios. Siempre que haya voluntad de pago, el administrador trata de hablar con el propietario, fraccionarle el recibo, ampliarle los plazos... El problema son los morosos reincidentes. Aquí ya no hay más remedio que acudir al Centro de Mediación Inmobiliaria o en última instancia a la Justicia. Otro problema es la enorme cantidad de inmuebles que han pasado a ser propiedad de los bancos; pagan, sí, pero con una demora considerable.

¿Es partidaria de aplicar a los morosos 'castigos' como no dejarles disfrutar de la piscina o no darles la llave del montacargas mientras no paguen?

Las comunidades se lo plantean, lo estudian... pero al final son remisas a adoptar este tipo de acuerdos porque algunos van contra la ley, como por ejemplo impedir el uso de un ascensor.

¿Actúan ustedes como mediadores o árbitros?

No me gusta decir que el administrador media, porque para eso están los mediadores profesionales, pero sí hacemos de intermediarios cuando hay problemas, quizá por esa falta de comunicación entre ellos que le he comentado antes. El colegio tiene un centro de mediación inmobiliaria que ayuda en asuntos como desahucios o pobreza energética.

¿Cómo se suele realizar la limpieza de las fincas? ¿Hay economía sumergida?

Depende. Con la crisis algunas han pasado a repartir la faena entre los vecinos, sobre todo las pequeñas de seis u ocho viviendas. Procuramos, lógicamente, que nadie trabaje en negro. Si se lo pueden permitir se encarga el servicio a empresas especializadas, sobre todo para evitar las típicas discusiones de 'te tocaba a ti y no has limpiado'. En la playa está la figura del conserje, que es quien se ocupa del mantenimiento.

¿Hay diferencias entre administrar una finca del casco urbano y otra de la playa?

En el tema contable no hay diferencias. En la del casco urbano la intensidad es la misma durante todo el año, y en la playa hay que estar muy pendientes durante el verano, porque en la playa de Gandia tenemos muchos problemas convivencia y vandalismo.

¿Cuáles?

Pues, por comentarle los más 'suaves'; hacer ruido, vaciar extintores, tirar botellas de cristal dentro de la piscina o lanzar bolsas de basura por la ventana. Hace poco tuvimos una reunión con la concejala de Seguridad Ciudadana y el jefe de la Policía Local para tener un protocolo de actuación ágil. Mientras los locales de ocio estén en una zona residencial no erradicaremos el problema.

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