Resulta curioso escuchar las declaraciones de los representantes de C's en las que alardean de ser la única de las 4 fuerzas políticas que abogan por los pactos y su capacidad por realizarlos tanto con el PP como con el PSOE. Critican la incapacidad o la falta de voluntad de Podemos y del PP, erigiéndose como la fuerza que necesita nuestra sociedad, y más aun en estos momentos en los que las mayorías absolutas han desaparecido.

Pero quizás no entienden que la principal función de un partido no es servir de lubricante de la maquinaria. La esencia de los partidos políticos es garantizar la pluralidad política mediante programas exclusivos, no la de mejorar los procedimientos y fiscalización democráticos. Esas cuestiones, aunque esenciales en la calidad democrática, deben estar encomendadas a las administraciones públicas y, en el ejercicio de sus funciones y atribuciones, a los representantes públicos, tanto los que estén en el gobierno como los que están en la oposición.

Es decir, así como PP, PSOE y Podemos presentan programas electorales situados en determinados puntos dentro de la escala ideológica y, sobre los que los votantes se pueden sentir más o menos identificados, C's parece no tener ideología propia. No se trata solamente que los votantes de C's no saben dónde irá parar su voto (lo cual ya es gravísimo). Se trata que el ciudadano necesita sentirse identificado con el partido al que vota y no sólo castigar a aquellos que no merecen su confianza. Por eso, mientras que cada partido en su programa electoral, intenta ofrecer soluciones a los problemas, C's sólo parece preocuparse por pensar en ofrecer sus escaños a algún partido. Así pues, aunque Rivera quiere envolverse con la bandera de la generosidad, en realidad se le concibe como representante de un proyecto político absolutamente prescindible, por no hablar de constituirse como una opción perdedora sin vocación de gobernar.

El PSOE, aunque sabe que perderá, sale a ganar porque no concibe otras opciones en una campaña electoral. Esa ambición es necesaria en un partido político. El ciudadano vota para elegir presidente no para elegir los complementos del presidente.

Aquí en Gandia tenemos el mejor de los ejemplos, el candidato local ha obtenido 1/3 de los votos en las pasadas elecciones municipales que en las generales. Alguien debería supervisar esos resultados atendiendo a que en clave local se mira de manera espacial al candidato a diferencia de los últimos comicios en los que se miraba esencialmente las siglas. Y es que, su candidato ya ha pasado por demasiados partidos en su larga vida política para poder hablar de regeneración democrática, como si se hubiera aplicado algún tratamiento rejuvenecedor. Pero todo ello sin pronunciarse sobre su ideología y sin saber ni él mismo a quien debe apoyar. Se constituye como una pieza que no termina de encajar en el puzle de la realidad política gandiense. Lo curioso es que sí encaja perfectamente en la dinámica de Ciudadanos. Partido que quiere llegar a todos los sitios de España pero sólo para verlos desde el cielo. Para eso ya tenemos a los pájaros.