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Los «ángeles» de Proyecto Hombre

La entidad cuenta con un centro de día en Gandia por el que en 2015 pasaron a informarse o tratarse 259 personas

Vicent Pla, Sabrina Avilés y Leticia Cebrián conocen bien los dramas personales y familiares que acarrea la adicción a las drogas, y que en muchas ocasiones se esconden para evitar el qué dirán. Con el secreto profesional como bandera, los terapeutas los escuchan, les consuelan y les animan a no rendirse en esta batalla que, insisten, se puede ganar. Trabajan en el centro de día que tiene en Gandia la Fundación Arzobispo Miguel Roca, la encargada de desarrollar en la Comunitat Valencia el programa Proyecto Hombre, para la prevención y tratamiento de las adicciones.

La fundación, vinculada a la Iglesia Católica, fue impulsada en 1985 por el arzobispo Miguel Roca y sus obispos auxiliares, Rafael Sanus y Antonio Vilaplana.

Vicent es el coordinador del centro de día, y Sabrina y Leticia, las psicólogas. Además, el centro se refuerza con una decena de voluntarios, y con algunos universitarios que realizan allí las prácticas de máster. No se cansan de repetir que los adictos a la droga pueden vivir sin síntomas. «Con tratamiento, y evitando el contacto con la sustancia, la adicción es como quien tiene una alergia o es celiaco o diabético», asegura Vicent.

El viernes pasado presentaron en rueda de prensa la memoria anual, aprovechando además el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, que se conmemorará el próximo domingo, 26 de junio.

Estuvieron presentes el director de la entidad, Vicent Andrés Martínez; el propio Vicent Pla; y el director de Cáritas Interparroquial de Gandia, Eduardo Mahiques, este último en representación de la entidad con la que comparten la sede, en la calle Duc Carles de Borja, en el centro de la ciudad.

Según estos datos, Proyecto Hombre Gandia atendió durante el año 2015 a 259 personas, las mismas que el año pasado. En cuanto a las personas que siguieron un tratamiento, fueron 138 el año pasado, 14 más que en 2014.

La cocaína sigue siendo la sustancia de mayor consumo, con el 47% de los casos, seguida por la mezcla de cocaína y alcohol (18%), el alcohol (15%), la heroína (9%), el cannabis (7%), la ludopatía (2%) y otros, con el 2%. Estas cifras conviene matizarlas, apunta Vicent Pla, ya que la mayoría de adictos suelen ser politoxicómanos. «Se inician con el tabaco o el porro, y conforme avanza la adicción se centran en una sustancia», explica.

El terapeuta lamenta la «baja percepción social del riesgo» que se tiene del cannabis, sobre todo entre los jóvenes y sus familias, y advierte que hay un repunte en el consumo de heroína, quizá porque ya no se asocia con la delincuencia y la marginalidad de los años ochenta y noventa. Por sexos, el 83% de las personas en tratamiento fueron hombres (115), y el 17% restante mujeres (23). «Las mujeres caen menos en las drogas y la mayoría lo hace de manos de sus parejas, quizá porque el estigma social es mayor que en el caso de los hombres», apunta Pla. El perfil medio del usuario es el de un hombre español de 40 años, soltero, con estudios secundarios y sin trabajo.

Pla resalta que la adolescencia es la etapa de mayor riesgo para generar adicciones, «porque están en una edad en la que quieren experimentar con todo; anteponen el deseo y valoran menos las consecuencias de sus actos». También preocupan la adicción a internet y los juegos y apuestas «on line».

En cuanto a la evolución del tratamiento, de los 138 tratados en Gandia el año pasado se dio de alta al 37%, bien por cuestiones terapéuticas o bien porque cumplieron los objetivos. El 56% se «despidió» de forma voluntaria. Sobre estos últimos adictos, Pla indica que son «personas que quieren ponerse a prueba y se encuentran con la sorpresa de que todavía son vulnerables a las recaídas, por lo que más pronto o más tarde acaban volviendo al centro». Del resto, el 3 % se derivó a otros recursos, el 1 % fue expulsado, el 3% recibió un alta forzosa y el 2% falleció.

Proyecto Hombre tiene cuatro centros de día -Gandia, Ontinyent y dos en Valencia-, dos comunidades terapéuticas -en Valencia frente al Hospital General- y presta servicios en la cárcel de Picassent. Gandia aportó el año pasado 20.000 euros a través de un convenio.

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