Desfase, fiesta, resaca, dormir poco y playa. En el mundo de Twitter, la red social cada vez más preferida por los jóvenes, esta es la imagen de la ciudad de Gandia y, sobre todo, de su costa.

Para muchos, los grandes locales de ocio que pueden encontrar prácticamente a orillas del mar son auténticos templos en los que desinhibirse de todo un año de estudios, exámenes y selectividad o del trabajo. Un lugar perfecto para ver salir el sol cada mañana desde el horizonte tras una noche de fiesta y una manera de pasar sus vacaciones «de sol a sol».

Y no tienen ningún pudor de expresarlo públicamente a través de las herramientas con las que miles de ellos se comunican actualmente.

Es una expresión maldita para todos los políticos locales y vecinos hoy pero, ciertamente, la imagen de la principal playa de la comarca entre la juventud está cada vez más asociada al llamado turismo de borrachera.

«Qué ganas de irme a Gandia y pillarme un buen pedo», dice uno. Otro destaca que ha pasado una semana «de fiesta» en la ciudad y una chica apunta que cuando llegue «iré a la playa con mi sombrilla y el resacón de la fiesta de la noche anterior». Un joven, de forma más directa, anuncia que cuando «me toque ir a Gandia desfasaré por 1000000».

Una rápida búsqueda en Twitter arroja centenares de mensajes en ese sentido, algo que no ocurre con otras playas de la Comunitat Valenciana. Si bien, en la de Benidorm lo que se encuentran son muchos tuits en la misma línea pero en varios idiomas.

Pero no es solo una cuestión de imagen. Todo esto se traduce en ruido, gritos en la calle hasta altas horas de la madrugada y molestias a los vecinos, tanto los que viven todos los días del año en la playa como los que se trasladan para pasar sus vacaciones en la costa gandiense.

Los viajes de fin de curso

Muchos de los que escriben esos tuits ya han pasado por la ciudad pese a que aún se está a las puertas de la temporada estival en todo su esplendor. Otros están planeando el viaje que emprenderán hacia la costa de la Safor próximamente.

Desde hace unos años se ha implantado una moda entre los jóvenes que acaban su época de bachillerato, la de celebrarlo pasando unos días en Gandia.

Habitualmente llegan en grandes grupos y lo hacen entre el 15 y el 30 de junio. Alquilan uno o varios pisos y su estancia media está en una semana. Pasan el día en la playa, donde hacen alguna actividad acuática, pero por la noche toca arreglarse para ir a buscar las zonas de ocio. «Cuando alquilan el piso, lo único por lo que se preocupan es por que el horno funcione para calentar las pizzas y el resto de comida precocinada que compran», apunta a Levante-EMV el propietario de una agencia de alquiler de la playa.

El mismo empresario reconoce que, en lo que respecta a su sector, la presencia de estos chavales anima la quincena y es positiva paraellos a nivel económico.

No ocurre lo mismo, en cambio, con los bares y restaurantes, que apenas notan su presencia. El poder adquisitivo de estos jóvenes es muy bajo, como es lógico, y cuando llegan a Gandia buscan supermercados para comprar comida y hacerla en casa.

Este empresario reconoce también que algunos de los grupos «arman mucho escándalo» en los edificios.