Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

OPINIÓN José Manuel Prieto

Palabras para la tierra

Palabras para la tierra

En este momento de la historia del país, nos jugamos superar a quienes prometen la esperanza sin realidad o quienes nos pretenden inyectar otra dosis de realidad sin esperanza y de teletienda. La política emocional, de pulsiones, no debe hacernos olvidar el momento histórico del país, pero tampoco qué nos jugamos. O mejor, en qué manos depositamos el futuro de un país hastiado por casi una década de crisis entre medidas de austeridad asfixiantes y recortes insufribles de libertades, y en medio del derribo del Estado del Bienestar. Las rentas no sirven ya para redistribuir los excedentes y convertirlos en modélicos derechos, y tampoco las conquistas que parecían sagradas son ya inmutables. Un tiempo que no acaba de nacer, otro que no termina de morir, y en el claroscuro sus sombras. ¿Qué hacer, entonces?

Primero, distinguir. El diagnóstico oscila entre la compleja mutilación del sistema sanitario, el desesperante desmontaje del derecho a la dependencia o el vaciado de la hucha de las pensiones. Y en medio, la clase media, en la cuneta y sin posibilidades de supervivencia u oportunidades, amén de la generación de jóvenes como nosotros que han exportado la maleta y el talento a un país que no quebrase el contrato social con que crecimos. Pero tampoco podemos poner el país en manos de quienes prometen esperanza sin realidad, en una suerte de conquista del cielo por asalto. Su viraje de Marx a la socialdemocracia, en estado de gracia y en sintonía con el ánimo de este país hastiado, deja también un rastro identificable de su manera de hacer las cosas.

Les he visto en las instituciones. Les he visto detener desahucios con sus manos, de espaldas a su propia policía, a la que podían coordinar en defensa a uno de los muchos derechos mutilados; les he visto ignorar las instituciones, su funcionamiento y herramientas, con ejemplos de ciudades socialistas a la vanguardia en derechos sociales o vivienda, que vienen aplicando las políticas que descubren después, cuando entienden que no era solo el activismo; les he visto comprender tarde, después de cerrar oficinas de mediación para los desahucios, que decenas de alcaldes median desde hace tiempo para evitarlos; les he visto reclamar el voto por reivindicar que son diferentes, su derecho a la diferencia, mientras nosotros luchábamos por ese derecho a la diferencia pero sin diferencia de derechos. Han diluido el impago de la deuda (2014), la renta básica, subir el salario mínimo de golpe (2015) o vender cifras distintas de gasto público para poder garantizarlas, según pasa el tiempo (de 90.000 a 60.000 millones). El partido que apoyamos en muchos ayuntamientos no fue capaz de apoyarnos para acompañar una nueva mayoría de izquierdas para un Gobierno nuevo.

En este momento del país, el cielo se conquista por consenso. Realidad, sí, esperanza, también. Y hablando del sí, nos comprometemos con un sí que no es condicional, sino receptivo. Que no es telefónico, sino abierto a un diálogo. El mismo sí con que construimos la educación pública, la sanidad universal, el matrimonio igualitario, la memoria histórica, el aborto, la radical igualdad. Con errores, sí, cometidos proporcionalmente al mayor periodo en que un partido ha sido capaz de gobernar (y transformar) un país gris en una sociedad capaz de las mejores cosas. Reclamando, es verdad, mayor ambición en la transformación económica vía ingresos y no gastos (que pague más quien más tiene), reclamando futuro para la clase media en la cuneta, no olvidando el talento en el exterior, conjurándonos por un futuro cuando el tiempo de sombras arroja un mañana parecido a un ayer. El domingo votaré al Partido Socialista. Y reclamo el apoyo y el voto para esa opción. Haciendo nuestro a Celaya: «Son palabras que todos repetimos/ sintiendo/ como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado./ Son lo más necesario: lo que no tiene nombre./Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos».

Compartir el artículo

stats