El polígono el Golfo de Tavernes de la Valldigna, la zona industrial en la que se encuentra la estación de ferrocarril, cerca de la playa, estará listo en unos meses para acoger empresas que deseen instalarse en este municipio. Hasta ahora resultaba imposible por la falta de potencia eléctrica en ese punto, lo que provocaba, además, que el consistorio aún no haya recepcionado la urbanización.
Iberdrola se ha comprometido a llevar hasta ese espacio una línea eléctrica que servirá, además, para dar suministro a la futura depuradora que prevé construir la Generalitat y al sector 6, el que está ubicado justo a la entrada de la playa, no desarrollado.
Ello es posible gracias al acuerdo al que ha llegado el Gobierno local de Compromís con la eléctrica, que sirve para resarcir el incumplimiento de los compromisos que esta adquirió cuando en 2003, con Eugenio Pérez del PP como alcalde, logró que la línea de alta tensión atravesara los términos municipales de la Valldigna tras años de rechazo por parte de vecinos y administraciones.
El pacto, firmado ayer entre el alcalde, Jordi Juan, el concejal de Hacienda, Perfecto Benavent, y representantes de la eléctrica, incluye también el pago de 490.000 euros al ayuntamiento y la instalación de un transformador para alimentar la zona este del casco urbano, ya que el actual está muy saturado, como explicaba ayer a Levante-EMV el propio Benavent.
En el acuerdo de hace 13 años, Iberdrola se comprometía a ceder una nave de 700 metros cuadrados construida en un tercio del solar donde se encontraba la antigua subestación a la entrada oeste del municipio desde Alzira, una obra que la empresa nunca llegó a entregar a Tavernes.
El convenio recogía, además, el compromiso de la eléctrica de pintar de un color mate las crucetas de las torres. El material del que estaban hechas era brillante y el reflejo del sol deslumbraba a vecinos y, sobre todo, a los conductores. Con el paso del tiempo, esos elementos han perdido ese brillo por lo que no ha hecho falta pintarlas.
Tras más de una década, el Gobierno local de Compromís se puso en contacto con la empresa para exigirle que cumpliera el acuerdo alcanzado en 2003. Empezó entonces una negociación que, según Benavent «ha sido muy dura».
Iberdrola dejó claro que no iba a construir la nave que demandaba el ayuntamiento. Así, lo que hizo Tavernes fue pedir una compensación económica por el valor de la misma. Para ello se realizó una tasación por parte de una empresa externa, Tecnitasa, que valoró la infraestructura en 384.000 euros. Puestos a pedir, el consistorio vallero fue más allá y reclamó alrededor de 106.000 euros para compensar el dinero que había invertido en el alquiler de la nave donde se instaló el retén de la Policía Local, también ubicado en la entrada oeste del municipio. El Ejecutivo de Compromís trasladó a los representante de Iberdrola que el no disponer de la nave había obligado a alquilar ese local. «Al principio no estaban dispuestos a aceptar estas propuestas», reconoce Perfecto Benavent, quien apunta que fue una negociación «en la que participó mucha gente».
Pero el consistorio aún guardaba más exigencias. «Considerábamos que al oxidarse las crucetas de las torres que debían haberse pintado en mate, la empresa se ahorraba ese trabajo y, por lo tanto, esa inversión», explicó el concejal.
A cambio de esto, el ayuntamiento vallero reclamó a Iberdrola la instalación de un transformador para dar servicio a las viviendas y locales de la zona este del casco urbano ya que el actual está sobresaturado. Benavent calcula que este trabajo supondrá una inversión para la suministradora de unos 80.000 euros.
El consistorio cede a la empresa un espacio en las instalaciones de la antigua «escoleta» Víctor Calatayud para la puesta en marcha de este transformador.
Finalmente, Iberdrola aceptó todas las exigencias del consistorio, que se plasmaron en el acuerdo firmado ayer.
