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La inactividad del Gobierno agrava las consecuencias de la sequía en la Safor

Las depuradoras de la comarca tiran más de 13 hectómetros cúbicos al año, suficientes para garantizar el riego agrícola - El nuevo proyecto de Oliva y el sistema terciario que se tendría que haber ejecutado en Gandia, asignaturas pendientes

La inactividad del Gobierno agrava las consecuencias de la sequía en la Safor

A ninguna administración se le puede atribuir la responsabilidad de que no llueva ni de la intensa e inusual sequía que la Safor, junto al resto de la cuenca del Serpis, está sufriendo desde hace más de tres años. Pero, a diferencia de ello, sí hay responsables de que esta comarca no tenga a su disposición una gran cantidad de agua en esta etapa seca que, fundamentalmente, se podría derivar al uso agrícola.

Ese responsable es Ministerio de Medio Ambiente que, en los últimos años, no ha llevado a cabo dos obras prometidas y fundamentales que, en las actuales circunstancias, paliaría en gran manera esa falta de agua que, como adelantó Levante-EMV hace unos días, ya está obligando a miles de agricultores de la Safor a pagar el doble por el caudal que consumen para el riego de sus parcelas.

El primero y más barato de esos proyectos que siguen en el cajón es el que permitiría aplicar el llamado «tratamiento terciario» a la depuradora comarcal de la Safor-Sur, situada en Gandia, a la que llegan las aguas residuales de 17 municipios de la comarca. Sin ese tratamiento terciario el caudal depurado no reúne las condiciones mínimas para ser reutilizado en la agricultura y por eso se tienen que echar al mar alrededor de 10 hectómetros cúbicos al año. En los últimos tres años ese agua habría de enorme valor para la Comunidad de Regantes del Serpis.

El proyecto para el tratamiento terciario que permitiría aprovechar ese caudal cuesta 6 millones de euros, parte de los cuales fueron presupuestados por el Gobierno del socialista Zapatero, pero, tras las elecciones de 2011, el PP de Rajoy anuló la inversión.

El segundo proyecto que va con años de retraso es la construcción de la nueva depuradora de Oliva, una ciudad de 30.000 habitantes que genera, aproximadamente, otros tres hectómetros cúbicos de aguas negras que serían aprovechadas si contara con una instalación en condiciones. Este proyecto, que se está redactando pero que aún no tiene fecha de ejecución, costará unos 18 millones de euros, pero no hay fecha para el inicio y, con los recortes anunciados para reducir el déficit del Estado, tampoco muchas esperanzas de que se lleve a cabo en los próximos años.

Las últimas obras, en 2008

Con la depuradora que no se ha hecho en Oliva y con el tratamiento terciario de la de Gandia, una simple conducción hasta el Assut d'en Carròs, situado en el término municipal de Villalonga, permitiría ofrecer a la Comunidad de Regantes del Serpis unos 13 hectómetros cúbicos al año que se distribuirían a través de los Canales Bajos del Serpis. Para hacerse una idea de la importancia que ese agua tiene, se trata de la mitad de la capacidad del embalse de Beniarrés.

Por no hacer, el Gobierno de España ni siquiera ha tenido en cuenta un estudio del Instituto Geológico y Minero (IGME) que hace unos años proponía infiltrar agua en el acuífero de Almirall-Mustalla con agua sobrante del Serpis para garantizar la recuperación de la bolsa subterránea y poder extraerla en periodos secos.

Las últimas grandes obras para disponer de más agua en esta comarca se ejecutaron durante los siete años del Gobierno de Zapatero, especialmente entre los años 2007 y 2009. Entre otros aspectos, destaca el proyecto de consolidación de la presa de Beniarrés, que tenía limitada su capacidad a 19 hectómetros cúbicos por motivos de seguridad. Con la obra realizada, el pantano puede volver a llenarse hasta los 27 hectómetros cúbicos, si bien en octubre debe quedarse, también por seguridad, con un máximo de 13,5.

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