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Voluntarios por amor al bosque

Miembros de la Asociación de Prevención de Incendios Forestales colaboran de forma altruista en la Safor con los profesionales La entidad pide alguna subvención pública para mejorar su labor

Voluntarios por amor al bosque

No son bomberos ni brigadistas forestales pero ayudan de forma desinteresada en la prevención e incluso en la extinción de incendios en los montes de la Safor. Los miembros de la Asociación de Prevención de Incendios Forestales (APEIF) son voluntarios concienciados con la protección de la naturaleza disponibles para acudir a cualquier siniestro de este tipo que se produzca en la comarca, especialmente los de grandes dimensiones, siempre bajo las instrucciones del puesto de mando y sin intentar suplantar a los profesionales.

APEIF es una entidad sin ánimo de lucro creada en agosto de 2014. Los graves incendios de 2012 y 2013 que arrasaron más de 3.000 hectáreas en los términos de Benicolet, Llocnou de Sant Jeroni, Ròtova o Terrateig fueron la espita que les movió a actuar.

Actualmente son una decena de voluntarios y su coordinador es Salvador Palomares, que sí ejerce profesionalmente como bombero forestal. De todos ellos, cinco -David Cobas, Carles Roig, Valerià Estruch, María Jesús Ribes y el propio Palomares- forman el Equipo Alfa, la unidad que está pendiente de su «whatsapp» por si hay que colaborar en algún fuego por la zona. En el último que estuvieron fue el de la Muntanya de les Creus, en Tavernes de la Valldigna, que quemó unas 20 hectáreas entre el lunes y el miércoles de esta misma semana.

«En un incendio nunca actuamos por libre» recalca Palomares. Sus funciones pueden ir desde extender mangueras hasta atacar directamente a las llamas, ya que están preparados para ello.

Hoy en día es impensable acudir a un incendio sin la debida formación, por ello para ser socio de APEIF hay que superar unas pruebas teóricas y prácticas, y tener una buena forma física. La cuota anual es de 60 euros. También organizan charlas informativas, vigilancia, silvicultura preventiva o repoblaciones en zonas afectadas.

Tanto los gastos de su equipación como los que se generan en el siniestro los sufragan de su propio bolsillo. Recientemente compraron herramientas -una motosierra, una desbrozadora, azadas, batefuegos...- y ya disponen de un vehículo propio, cedido por un socio. El Consorcio Provincial de Bomberos, a través del parque de Gandia, les ha donado también mangueras y otros utensilios. Con todo, Salvador Palomares sigue reclamando a las instituciones alguna subvención pública para mejorar su labor. «He presentado el proyecto de APEIF a la mayoría de los ayuntamientos de la Safor, pero sólo nos dan buenas palabras», se lamenta. El actual Gobierno de Gandia les ha cedido un despacho en el Centre Social de Marxuquera.

El sueño de la asociación sería disponer de un vehículo tipo «pick up» con un depósito de agua de 600 litros y una motobomba para aspirar, lo que les permitiría actuar más rápido. El problema es su elevado precio: 30.000 euros.

Este tipo de voluntariado medioambiental nació en Cataluña y ha inspirado a agrupaciones similares en la Comunitat Valenciana. La entidad más experimentada es la Asociación Contra Incendios Forestales (ACIF), con agrupaciones locales en Alcoi (creada en 1991), Torrevieja, Bocairent, la Marina Alta y la Vall d'Albaida. También está Adene, para cubrir la Sierra de Enguera.

Por otra parte, el Ayuntamiento de Gandia promueve desde 1994 el Voluntariat Ecològic. Como ya publicó este periódico, la edición de este verano ha sido de récord, con más de 70 participantes. Estos jóvenes vigilan espacios naturales pero no van a los incendios.

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