Gandia no acaba de creerse el potencial turístico que tiene y no lo hace, ni lo hará, mientras los que ahora nos gobiernan continúen poniendo palos en las ruedas a los que realmente se dejan la piel (y los ahorros) intentando potenciar la playa y abriendo cada día las puertas de sus establecimientos.

Tenemos un regalo de la naturaleza en forma de una playa espectacular, con 7,5 kilómetros de longitud y más de 150 metros de anchura, un maravilloso reclamo turístico, una maravilla natural que es la envidia de otros enclaves turísticos como Benidorm o Torrevieja.

Pero, ¿es todo?, ¿hay algo más?, ¿qué otro atractivo podemos ofrecer a quienes nos visitan?, ¿quién hace algo por nuestra playa?

La respuesta es sencilla: Los hosteleros, las personas que día a día trabajan, luchan e inventan mil situaciones para que Gandia sea algo más, mucho más que sol y playa.

Poco pueden conocer este esfuerzo los que nunca han sabido lo que es tener que levantar cada día una persiana cargada de ilusiones y proyectos para trabajar arriesgando su patrimonio y, a la vez, creando puestos de trabajo para otras personas.

Desde el Gobierno de Gandia se vienen sucediendo ataques al sector turístico: Primero con la poca permisividad con el tema de toldos y cerramientos, más tarde con los estrictos horarios de cierre, después con la prohibición de colocar carteles en las aceras y, ahora, culpándoles de todos los problemas de convivencia que existen en nuestra playa. Criminalizan al sector, llegando incluso a decretar el cierre, en plena temporada, de tres locales de ocio.

No se asusten, no se van a cerrar, es absoluto «postureo» de cara a mantener contentas a algunas personas a las que en campaña electoral prometieron el oro y el moro y ahora, tras alcanzar el poder, ni siquiera atienden.

Si de verdad quisieran cerrar estos locales, habrían comenzado las actuaciones mucho antes. Ahora, entre el periodo de alegaciones y demás, vamos a llegar al final del verano sin que se produzca el cierre. Una demostración más de la actuación de este gobierno, como siempre, como en todo, «postureo».

Para la historia de las barbaridades de nuestra alcaldesa, Diana Morant, quedará la frase que pronunció hace apenas un mes: «La playa de Gandia es como un aeropuerto: para comer bien hay que salir fuera». ¿Cómo puede ser capaz de decir semejante despropósito la alcaldesa de la ciudad? Así nos va.

Es frecuente leer en las redes sociales comentarios de nuestra alcaldesa realizando grandes alabanzas a restaurantes, establecimientos y modelos turísticos de otras ciudades. Sin querer entrar en si son merecidas o no (ese no es el tema) creo sinceramente que este mismo énfasis, debería tenerlo en destacar, alabar y promocionar los restaurantes, hoteles, bares, cafeterías y demás establecimientos situados en la playa de Gandia y que son, por si ella no lo sabe, los que van a tener que pagar los impuestos que ella y su gobierno han subido este año en un 25%.

A ellos son a los que tiene que apoyar, visitar y animar para que sigan trabajando, porque gracias a ellos, Gandia avanza.