Si todo va según lo previsto, a lo largo del día de hoy acabará la instalación de la nueva puerta de entrada a la iglesia de Sant Josep-Raval de Gandia. Se trata de un elemento que da un vuelco total con la que había hasta este momento, tanto en lo que respecta a su concepto como a lo materiales utilizados.
El diseño es del arquitecto Rafael Hueso, quien, según él mismo explicaba ayer a Levante-EMV se ha inspirado en puertas florentinas para elaborarlo.
El principal reto al que se enfrentaba cuando el párroco, Priscilio Ruiz, le encomendó el trabajo de realizar la nueva puerta fue el tamaño. «Es un monstruo», apuntaba ayer a las puertas de la iglesia mientras lo operarios la montaban.
Está dividida en dos partes. La superior dispone de una serie de cristales en forma de cruz, «Estos elementos le quitan toda la monotonía al diseño y permiten que entre la luz», apuntaba.
Debajo, las dos puertas, grandes y muy amplias, que también están rematadas con pequeños vidrios con los que también se representa este mismo símbolo. Cada detalle está cuidado al máximo. «Los cristales son muy especiales, han sido inflados a boca, como se hacía antiguamente. Con ello se consigue que no sean tan transparentes, que se pueda ver lo que hay dentro pero no directamente, sino en silueta.
La nueva puerta consta de 3.200 piezas de hierro cortadas, ensambladas y rejuntadas a mano, una a una, por una cerrajería de Chiva que ha estado tres meses trabajando en ella. Su peso es de 1.400 kilos.
El arquitecto, además, ha elegido una pintura «que imita al bronce». Define el estilo como clásico pero, a su vez, «es moderna, ligera, evitando las grandes líneas», explicaba.
Además de esto, se ha tenido en cuenta que no desentone con el resto de la fachada, «que todo sea una unidad», indicó.
