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«No me veo con fuerzas de volver al centro y encontrarme con mi agresora otra vez»

Una médica del centro de salud de Tavernes a la que una paciente intentó estrangular ha solicitado el cambio de ubicación La jueza fija una orden de alejamiento de 100 metros

Un esguince cervical para el que precisa sesiones de rehabilitación y atención psicológica. Son las consecuencias de la agresión que sufrió M.M., una médica del centro de salud de Tavernes de la Valldigna por parte de una paciente a la que atendió en un servicio de urgencias por la noche. Entre otras cosas, la mujer intentó estrangularla con el fonendoscopio que llevaba al cuello.

La presunta agresora es conocida por el equipo sanitario de Tavernes porque frecuenta habitualmente el servicio de urgencias. «Yo la había atendido en dos ocasiones, la última hace un mes y la conocía», aseguró la profesional. La misma tarde de la agresión, cuando se dirigía a uno de los cuartos a recoger una medicación para otra paciente, la médica vio a su agresora que estaba siendo atendida por otro compañero. «Entré en la consulta para interesarme por su estado y me respondió de forma maleducada, le pedí disculpas y me fui».

Unas horas más tarde, la paciente volvió al centro de salud. Se quejaba de la misma dolencia. «Vino ya muy enfadada, usando un tono de voz muy malo. En cuanto entró a la consulta se puso a reír porque era yo quien la atendía», explica la doctora. «Le pregunté qué le pasaba y se lo tomó muy mal, le pregunté si mi compañero no le había hecho receta y me contestó que a mí qué me importaba», explica M. M. Según la facultativa, la paciente pedía que le volvieran a poner una inyección, algo que ya le habían hecho en la atención anterior. «Le expliqué que hacía muy poco que le habían puesto el medicamento y no podía volverle a poner el mismo. Le propuse alternativas como ponerle un gotero, medicación más potente o llevarla al hospital. Pero no quería, me dijo '¿para qué coño estás tú aquí?'».

Al ver que no quería ser atendida por ella, la doctora decidió salir de la consulta por una puerta auxiliar. La paciente respondió tirándole la tarjeta sanitaria y el ratón del ordenador al suelo, tras lo cual, la médica pidió a la alterada paciente que esperara fuera.

La doctora dejó el cuarto y se dirigió a la sala de espera para comprobar si ya llegaba la Guardia Civil, ya que anteriormente había pedido a la celadora que diera aviso. «Mientras miraba por el cristal, la mujer vino por detrás y me propinó un golpe en la cara con la mano abierta». Aquello provocó que se cayera al suelo y le salieran volando las gafas. Sin poder defenderse, la paciente la agarró del fonendoscopio que llevaba al cuello y empezó a apretar, intentando estrangularla. «Me quedaba sin aire y no tenía casi fuerzas. Finalmente empecé a gritar y me soltó. Como pude me metí dentro y cerré la puerta con pestillo». La agresora escapó y la Policía Local y la Guardia Civil estuvieron durante varias horas buscándola hasta que dieron con ella.

Una decisión «novedosa»

En un juicio rápido, la juez decretó una orden de alejamiento de cien metros del centro de trabajo de la víctima, que incluye que Sanidad traslade la atención de la paciente a un centro de salud que no sea el de Tavernes. Pese a ello, la doctora, que es médica residente de cuarto año en medicina familiar, ha pedido el cambio de centro. «No me veo con fuerzas de volver a Tavernes y encontrarme con ella su familia, no me siento segura y para trabajar es importante sentirse segura», apuntaba.

El abogado, Guillermo Yago, tachó ayer de «novedosa» la decisión de dictar orden de alejamiento de una facultativa de su agresora, ya que no se había producido antes.

La paciente, por su parte, se enfrenta a dos delitos, uno de atentado a la autoridad sanitaria y otro por la agresión. Por otra parte, reclamó a la Generalitat un «protocolo» para actuar en casos de este tipo y proteger a los profesionales.

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