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La Safor arranca otra campaña de la naranja con dudas de rentabilidad

La variedad de «marisol» comienza a recolectarse en toda la comarca pagándose a bajos precios El calibre de toda la producción será bajo por la falta de agua, pero a cambio mejora su calidad

La Safor arranca otra campaña de la naranja con dudas de rentabilidad

Los citricultores de la Safor han arrancado la campaña de recolección de la naranja con la misma tónica que se viene arrastrando desde hace más de una década, sin saber si, con el fruto que han cosechado, llegarán a cubrir costes o, a lo sumo, alcanzarán ligeros beneficios.

Tras la recolección de las variedades ultratempranas, algo que se viene haciendo desde hace dos semanas, ahora ya se está en el periodo de la «marisol», que, por la extensión cultivada en la Safor, obliga a emplear a muchas más personas.

Según señalan fuentes del sector, por término medio la campaña arranca con precios que rondan los tres euros por arroba de «marisol», insuficiente para garantizar la rentabilidad de una cosecha que, cada vez más, obliga a tratamientos de todo tipo para conseguir el producto de máxima calidad que demanda el mercado, especialmente el europeo.

El estado del fruto que se va a comercializar ofrece un aspecto positivo y otro negativo. Por una parte, la extrema sequía que se sigue cebando en la comarca de la Safor ha reducido el calibre de la naranja. Pero, precisamente por ese mismo «efecto sequía», el producto presenta una magnífica calidad que lo convierte en más dulce que el de años con más lluvias en verano.

La prolongación de la sequía también hará que el fruto que se recolecta en las próximas semanas también presente estos mismos efectos, y solo si llueve el calibre se incrementará en las variedades que se vayan a recolectar un mes después de recibir el riego extra.

Aunque la Generalitat calcula que esta puede ser una campaña histórica, los agricultores insisten en que otra vez serán muchos los que no llegarán a recaudar los gastos derivados de la producción, algo que está en el origen del abandono de tierras que sigue incrementándose año a año y que resulta visible en todos los términos municipales.

Alberto Roig, secretario local de la Unió de Llauradors en Gandia, señalaba ayer a este periódico que en el sector citrícola sigue extendiéndose el malestar por la presencia de naranja procedente de Sudáfrica. «Sin ese producto importado no habría fruto en el mercado y eso permitiría que se pagara más por las variedades que se están recolectando», añade el experto.

El trabajo, lo más positivo

Como se viene produciendo desde hace años, lo más positivo del arranque de la campaña naranjera es que, sea cual sea la rentabilidad para los propietarios y productores, lo que sí genera son muchos puestos de trabajo. En toda la comarca, entre «collidors», transportistas o empleados de almacenes que preparan el fruto para su comercialización, miles de personas encuentran un salario al que poder recurrir, de ahí que los sindicatos agrarios insistan a la Administración a que adopte medidas para que producir naranja sea rentable y que se recuperen las parcelas que han dejado de ser cultivadas.

Por otra parte, el incremento de las temperaturas y de la humedad registrado en los últimos días ha tenido un efecto inmediato en la proliferación la mosca de la fruta, por lo que los agricultores piden a propietarios y ayuntamientos que se reactive el tratamiento para evitar daños futuros al fruto.

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