Un grupo inversor español pondría 6 millones de euros para la renovación de las instalaciones y exteriores del Real Club Náutico de Gandia con la intención de hacer negocio en ese lugar y lograr que el capital revierta y que, con el paso de los años, dé beneficios.
Muy sumariamente, ese es el proyecto que plantea la empresa privada que se ha presentado a la concesión administrativa del espacio del Náutico gandiense y que, como adelantó Levante-EMV el pasado sábado, compite con otro planteamiento diametralmente opuesto, el de la actual directiva del Real Club Náutico, que apuesta por un modelo más social y sin ánimo de lucro.
Aunque la firma promotora se llame Alcara Infraestructura y esté radicada en el Puerto de Santa María (Cádiz), en realidad la iniciativa surge en Gandia de la mano de Francisco Herrero, un profesor del colegio Abecé que ya tiene experiencia inversora, aunque a mucha menor escala, en locales de ocio de esta ciudad.
En declaraciones a este periódico, Herrero no ocultó ayer el modelo totalmente empresarial de lo que quiere hacer en el Náutico gandiense. Su idea se puede apreciar en el Club Náutico de Dénia, donde se han establecido negocios que rinden dinero y que podría ser el ejemplo a seguir para Gandia.
Para invertir 6 millones de euros la propuesta considera que la Autoridad Portuaria de Valencia les debería ceder las instalaciones para los próximos 50 años, pero Herrero reconoce que aceptarían un periodo de 30 años con posibles renovaciones posteriores.
Con ese dinero se renovarían todas las instalaciones, incluyendo el edificio del club social, y se conectaría con el paseo del Moll, una de las áreas más turísticas de la playa gandiense. Pero lo realmente llamativo de esta propuesta empresarial es la «apertura». «Se trata de hacer una marina abierta», indica el promotor, «porque cuanta más gente entre en ella mayor rendimiento a la inversión».
Eso se traduce en la posibilidad de abrir restaurantes, locales de ocio, organizar botaduras de embarcaciones, base de motos acuáticas, actividades de todo tipo que den beneficio, e incluso la posibilidad de realizar conexiones de carácter recreativo con el puerto de Ibiza y otros de las Baleares. Se trata, en definitiva, de un modelo muy comercial, pero Francisco Herrero asegura que «por supuesto» el club mantendría las actividades de remo y vela y todos los servicios a quienes disponen de amarre para las embarcaciones.
«Ahora el Club Náutico está cerrado porque es una entidad sin ánimo de lucro», añade Herrero, a quien nadie le podrá reprochar que desconozca el funcionamiento de esa entidad, dado que fue vicepresidente durante el periodo de la anterior directiva. «Entonces ya presentamos un proyecto como este, pero lo tumbaron porque había que modificar los estatutos». Conocedor de la situación de la entidad, concluye que el Náutico está «en bancarrota» y que el suyo es «el proyecto que Gandia necesita».
