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Neolítico

El «hombre del Parpalló» usó pigmentos naturales para realizar miles de plaquetas

Un estudio publicado en la revista «Plos One» ha analizado, por primera vez, el material que se usó

El «hombre del Parpalló» usó pigmentos naturales para realizar miles de plaquetas

Científicos españoles han analizado los pigmentos empleados en el arte mobiliar de la Cova del Parpalló de Gandia y han determinado que los tonos amarillos y rojos de esas pinturas paleolíticas derivan de la hematita y la goetita, unos óxidos de hierro naturales extraídos de la zona.

El trabajo, realizado por un equipo multidisciplinar de físicos, químicos y arqueólogos, se acaba de publicar en la revista «Plos One».

Aunque los ejemplos más importantes del arte rupestre en la Península Ibérica se encuentran en Cantabria, la Cova del Parpalló es uno de los yacimientos paleolíticos más importantes del Mediterráneo español, un lugar conocido por su arte mobiliar o arte mueble, en el que las representaciones artísticas no se encuentran en las paredes sino en piedras que se pueden transportar.

La cueva contiene una secuencia estatigráfica de más de 10.000 años en la que, en sucesivas excavaciones, se han encontrado pequeñas piedras llamadas «plaquetas» que los hombres utilizaban como lienzos y que en algunos casos sólo tienen grabados y, en otros, representaciones pictóricas en color de animales, vegetales o motivos geométricos, según destaca el autor principal del estudio, Clodoaldo Roldán, físico del Instituto Universitario de Ciencia de los Materiales (ICMUV) de la Universidad de Valencia.

Hasta ahora, este tipo de arte se había clasificado y estudiado en función del tipo de grabado, de los motivos representados, pero nunca se había hecho un estudio analítico de la composición de los pigmentos.

Las plaquetas de la Cova del Parpalló contienen tres tipos de pigmentos: rojos, amarillos y negros. Los resultados del estudio determinan que los tonos rojos y amarillos se extrajeron de los óxidos de hierro derivados de la hematita (en el caso de los rojos) y de óxidos de hierro hidratados procedentes de la goetita (para los amarillos), probablemente procedentes de las tierras del entorno. «Es la primera vez que se tiene constancia de una manera objetiva de que son éstos y no otros los tipos de piedra utilizados» para colorear las plaquetas, explica el investigador.

La investigación es importante sobre todo por la metodología analítica que se ha empleado, basada en la fluorescencia de rayos X que permite obtener los elementos químicos presentes en el pigmento sin dañarlo y sin necesidad de extraer muestras.

Además, para medir el color, el estudio ha usado la colorimetría, una técnica que determina exactamente qué tonos se han empleado en el dibujo asignándole unos valores numéricos (denominados coordenadas cromáticas), algo que se consigue con un espectrofotómetro.

Los investigadores han hecho un registro inicial de las coordenadas cromáticas de una selección de piezas de la colección para ver cómo evoluciona el color en la colección con el tiempo y para determinar si las piezas expuestas se degradan más que las que están almacenadas. Las mediciones se repetirán periódicamente para ver la evolución.

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