Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Coche oficial

Un «muerto» en el garaje consistorial

La alcaldesa de Gandia promete al PP decidir qué hace con el coche oficial que desde hace tiempo nadie usa. Orengo lo compró, Torró tintó los cristales y fue multado por exceso de velocidad cuando viajaba en él

Un «muerto» en el garaje consistorial

Cuando, tras las últimas elecciones municipales, cambió el Gobierno de Gandia, la nueva alcaldesa, Diana Morant, anunció que no iba a usar el coche oficial estacionado en el sótano del edificio consistorio que sí habían utilizado sus dos predecesores en el cargo: Arturo Torró y José Manuel Orengo.

Morant indicó que abriría el proceso para subastar ese vehículo, un Volvo de alta gama, dado que ella y el resto de miembros del Gobierno local se desplazarían, cuando fuera necesario, en algún coche de la Policía Local.

Lo cierto es que no ha habido subasta y que el coche, que desde hace tiempo nadie usa, sigue en el garaje municipal a la espera de que se determine su destino.

Ha sido el PP quien acaba de sacar del olvido la promesa de subasta del coche, dado que, en el pleno del jueves de la semana pasada, el portavoz de esa formación, Víctor Soler, volvió a preguntar a la alcaldesa.

La respuesta, en boca de Diana Morant, fue que, por el dinero que se iba a recaudar, casi mejor que no se subaste porque, a pesar de ser de alta gama, tiene más de 11 años y muchos kilómetros recorridos.

Morant expresó en el pleno que, ante el interés del PP por el coche oficial que se usó para los alcaldes, convocará una reunión para que, entre todos los partidos, se determine qué uso se le da.

El coche que ahora espera su destino en el garaje municipal ha tenido que pasar por muchas vicisitudes. El exalcalde José Manuel Orengo lo compró hace once años, en aquellos tiempos de bonanza, y lo usó habitualmente en sus desplazamientos como primera autoridad local. También Arturo Torró, cuando le sustituyó en junio de 2011, no solo aprovechó el vehículo, sino que nombró, y pagó a un chófer oficial que prácticamente se dedicaba solo a eso.

Torró tuvo al menos tres anécdotas con el vehículo. La primera, polémica, fue cuando gastó unos 400 euros para ponerle cristales tintados, algo que justificó «por seguridad y discreción».

En 2014 el chófer fue multado dos veces por exceso de velocidad, con apenas dos horas de diferencia y por un mismo radar de los Mossos d'Esquadra situado en la autopista, a la autura de Tarragona. Obviamente fue el chófer quien tuvo que abonar las sanciones.

El último incidente ocurrió en mayo de 2015, poco antes de las elecciones municipales, cuando en la calle Sant Pasqual el coche golpeó uno de los bolardos cuadrados de piedra y tuvo que ser retirado por la grúa municipal al no poder seguir la marcha. Poco después se dejó en el garaje municipal, donde ahí sigue.

Compartir el artículo

stats