Se acerca la festividad de Todos los Santos, que tiene lugar el próximo 1 de noviembre, y estos días empieza a aumentar la afluencia a los cementerios. Por ello, desde el Ayuntamiento de Tavernes de la Valldigna han pensado que puede ser un buen momento para requerir a más un centenar de familias para que reparen las lápidas de sus fallecidos, que se encuentran en mal estado.
El sistema escogido es cuanto menos llamativo. Los operarios municipales han pegado a los propios mármoles un folio escrito a ordenador y dentro de una funda de plástico en la que se avis a los propietarios de los mismos de que se deben poner en contacto con los servicios municipales para tratar de reparar la incidencia.
La concejala responsable del Cementerio, Llum Sansaloni, explicó ayer a Levante-EMV que la inspección de los nichos que se lleva a cabo de forma periódica en el cementerio municipal detectó un gran número de lápidas cuyos enganches no resultaban todo lo seguro que debiera. Esto podría traducirse en una caída de la pesada losa de mármol, que, en el mejor de los casos, causaría daños a otras lápidas y, en el peor, hacer mucho daño a una persona que pasara por ahí en ese instante.
Sansaloni recordó que el mantenimiento de estos elementos no corresponde al consistorio, sino a los propietarios. El problema se ha detectado, sobre todo, en lápidas que son muy antiguas.
«Básicamente, lo que ocurre es que con el paso del tiempo los enganches se han ido deteriorando porque son de materiales distintos a los que se utilizan ahora», señalaba la edil, quien indicó, además, que los operarios ya han retirado dos lápidas porque el peligro de caída era inminente y no había respuesta por parte de los propietarios.
Es más, el Ayuntamiento no es la primera vez que alerta de esta situación. «En ocasiones anteriores se ha hecho llamando directamente a las familias pero la repercusión ha sido escasa, se ha hecho poco caso al requerimiento», apuntaba Sansaloni.
Por ello, aprovechando la llegada del día en el que el municipio se vuelca en cuidar las lápidas de sus difuntos y se multiplican las visitas, el ayuntamiento ha optado por llamar la atención de los propietarios de este modo. «Es algo diferente», apuntaba la edil, convencida de que no tiene por qué herir sensibilidades. «Es que ha habido personas que han ido a limpiar el mármol y prácticamente se han quedado con a lápida en la mano», señalaba la concejala de Compromís.
