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La solución estaba en internet

Un agricultor de Oliva vende en la red las naranjas que cultiva de forma sostenible sin aditivos, residuos de pesticidas o sustancias de engorde Vicente Cardona impulsa un plan de venta colectivo entre varios consumidores de las regiones de España para abaratar el precio del transporte

La solución estaba en internet

A Vicente Cardona la agricultura le viene de familia, de hecho sus bisabuelos ya se dedicaban en Oliva al cultivo de la naranja. Durante más de 30 años ha vendido la fruta a los mayoristas. Sin embargo, cansado de que el almacén le marcara los precios e incluso que en alguna ocasión le dejaran a deber, desde hace un par de años empezó a rondar por su cabeza una idea: además de agricultor sería el vendedor, sin intermediarios. Y al mismo tiempo, apostaría por una naranja mucho más natural, sin aditivos.

Ahora cree en su producto y lo difunde al mundo entero a través de internet con una marca registrada: Orange Direct. Él se encarga tanto de cultivar el género como de gestionar los pedidos.

Vicente asegura que sus naranjas no han recibido tratamientos hormonales de engorde, conservación, colorantes o fitosanitarios y, por tanto, «son recomendables para niños y mujeres embarazadas» por su casi nulo contenido en residuos de plaguicidas. Para tratar los naranjos contra las plagas recoge el aceite usado de cocina, lo transforma con sosa cáustica en jabón -queda algo más líquido y rebajado que el tradicional de lavar ropa- y con él pulveriza los árboles. Lo hace además en una fase muy inicial de la plaga, sin que el insecto vuele.

Cuenta con diversas tierras repartidas en el término municipal de Oliva, con una superficie total de 50 hanegadas. La temporada pasada su producción de cítricos fue de 100.000 kilos. Todavía no ha empezado a comercializar las naranjas; lo hará entre finales de noviembre y mayo. Con ello, una vez entrado el frío, también reduce el impacto de la mosca de la fruta, ya que no cultiva mandarinas ni variedades tempranas.

La iniciativa permite a los consumidores comprar las naranjas recién recolectadas y a un precio «muy inferior» que el de las grandes superficies, explica. Su equipo las corta y las empaqueta en el mismo campo para venderlas sin utilizar cámaras frigoríficas y con el fin de reducir al mínimo el tamaño de los embalajes. Con todo, el principal inconveniente de esta venta «on line» de naranjas de mesa a pequeña escala son los gastos de transporte. Vicente calcula que de cada euro que paga el cliente por su producto, la mensajería representa el 54%. Además, el sistema de pago a través de PayPal se lleva el 3,5%.

«Plan Naranja»

Por eso, Vicente impulsa una fórmula de venta colectiva que ha bautizado como «Plan Naranja». Desde su «web» anima a los consumidores de varias regiones de España a unirse entre ellos para llegar a un cupo determinado y, en caso de alcanzarlo, realizar un pedido al por mayor. Así, por ejemplo, mediante este sistema enviar una caja de 20 kg de naranjas a la provincia de Alicante costaría 18 euros; a la de Madrid, 22 euros; y a Asturias unos 28 euros. El pago se realiza en efectivo al transportista en el momento de la entrega.

Vicente añade que, a diferencia de otras «webs» similares, él sí puede garantizar que se trata de unas naranjas cultivadas por él mismo: «Hay mucho agricultor de sofá, empresas que venden naranjas por internet pero en realidad no las cultivan ellos mismos». Ofrece una garantía de reembolso pero hasta ahora no ha tenido incidencias, apunta.

Ahora bien, su portal va más allá de vender y de mostrar las bondades nutricionales de la naranja. Es casi una filosofía de vida. Ofrece consejos al consumidor «para que no le engañen mermando la calidad» y se muestra muy desencantando e incluso beligerante con la industria agroalimentaria. Su caso es un ejemplo de que los agricultores también viven conectados a internet y a las redes sociales.

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