Juanra Pous Pérez era ayer un hombre feliz. Estaba radiante y no era para menos porque el atleta de Oliva se ha proclamado campeón del mundo máster-35 de los 800 metros lisos en Perth (Australia) por segundo año consecutivo, revalidando así el título conseguido en 2015 en la ciudad francesa de Lyon.

Juanra, con 37 años cumplidos, no paró de comunicarse con España, concretamente con Oliva y el resto de la comarca, después de disputar la final, que por cierto no pudo ver nadie por internet porque se cayó la señal.

Pous llamó primero que a nadie a su esposa y a sus padres, después se comunicó con el presidente de su club, CE l'Espenta, Vicent Esteve, para agradecerle «todo lo que has hecho tu y el club por mi».

Más tarde hizo declaraciones a los medios de comunicación, lógicamente también a Levante-EMV, agradeciendo siempre el apoyo que recibe por parte de todos.

En su conversación de audio via whatsapp con este periódico, el corredor olivense expresó su felicidad sin tapujos, destacando lo difícil que es ganar un Mundial y ha ha logrado dos. «Esto es algo muy grande, por lo que me hace tanta ilusión el que gané el año pasado en Francia como el que he conseguido aquí en Australia. No puedo quedarme ni distinguir entre ninguno de los dos. Me sentí muy satisfecho en 2015 y me siento igual ahora un año después».

Pous y sus compañeros de la selección española que al mismo tiempo son sus rivales, Juan Antonio Gil y Octavio Pérez, segundo y sexto en la final de ayer en Perth, salieron anoche a cenar en Australia para celebrar el doblete español en los 800 metros lisos como ya hicieron cuando los tres coparon el podio en el pasado campeonato de Europa.

El mediofondista de la Safor, que este año ha sido distinguido como mejor deportista de su Oliva natal, también ha ejercido de pregonero de las fallas y de las fiestas de moros y cristianos de su ciudad. Su palmarés deportivo es envidiable y prácticamente ya lo ha conseguido todo como campeón autonómico, nacional, continental y mundial. El lunes vuelve a casa y se merece un recibimiento por todo lo alto.