El catedrático de Climatología de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina, ha advertido de la necesidad de gestionar bien la demanda del agua en la Comunitat Valenciana porque «está cambiando y la tendencia de las lluvias que se producen en otoño» en el sentido de «crecer en intensidad».
Olcina, que intervino en la comisión de les Corts para el estudio de la gestión del agua en el territorio valenciano frente al cambio climático, alertó de que en algunos territorios, como la Marina y la Safor, los modelos de los nuevos ciclos climáticos apuntan a que «puede haber cierto incremento de las lluvias» durante el periodo otoñal, de ahí que animara a las administraciones a poder aprovechar mejor los caudales que se generan en esa estación para aprovecharlos durante el resto del año.
El catedrático de Climatología indicó que el cambio climático «es innegable» y apuntó, como uno de sus efectos, que en primavera se reducirán las precipitaciones, que son las que generalmente se almacenan para las demandas de verano, mientras que aumentan en otoño, época donde la gota fría deja de golpe grandes cantidades de agua que, según añadió, «causan más daños que beneficios porque no se almacenan».
«Hay que planificar pensando en las lluvias del otoño», dijo el experto, quien abogó por diseñar sistemas de captación pluvial porque la tendencia de las fuertes precipitaciones de otoño «es a crecer».
En la misma comisión de les Corts también advirtió que calentamiento del mar Mediterráneo, que mantiene los 24 grados de temperatura desde finales de junio hasta mediados de octubre, hará que el periodo de potenciales precipitaciones intensas en la costa se prolongue durante más tiempo, alcanzando no solo a los meses del otoño, sino también al verano.
«A efectos de la planificación de emergencias es importante, porque la gota fría no solo puede producirse en septiembre, sino también en agosto puede haber episodios de fuerte riadas», señaló el experto en el clima, quien también llamó a acabar con la cultura «despilfarradora» de agua.
Olcina considera que el aumento de las temperaturas va a repercutir en un cambio en el confort climático y alargar la temporada de verano, algo que puede beneficiar al sector turístico de sol y playa, mayoritario en toda la comarca de la Safor.
