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La Generalitat estrena en Simat el nuevo urbanismo valenciano

La planificación urbanística elimina el campo de golf y la macrourbanización junto al monasterio y reduce el polígono industrial a un cuarto de su superficie. El Gobierno local apuesta por rehabilitar casas antiguas y pone fin al expansionismo

La Generalitat estrena en Simat el nuevo urbanismo valenciano

Rehabilitar viviendas en vez de ocupar más terreno para abrir nuevas áreas urbanas, protección del patrimonio histórico, preservar las zonas naturales y las agrícolas, promover áreas separadas para la implantación de industrias y, en la medida de lo posible, reparar las consecuencias de las construcciones ilegales que se han producido durante décadas.

Así podría resumirse el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que el Ayuntamiento de Simat de la Valldigna aprobará previsiblemente la próxima semana y que presenta, como gran novedad, que es el primero, al menos en la comarca de la Safor, en el que el Consell de la Generalitat aplica el nuevo modelo urbanístico que quiere extender para el conjunto de la Comunitat Valenciana.

El PGOU de Simat, como otros muchos de la Safor, se viene tramitando desde hace la friolera de 16 años, una eternidad motivada por los constantes cambios en las leyes valencianas y españolas en ordenación del territorio y, también, por las polémicas que generaron algunos de sus aspectos, especialmente el campo de golf y la macrourbanización junto al monasterio de Santa María de Valldigna. En el retraso también influyó la indecisión de los gobiernos del PP en la Generalitat que, sucesivamente, han bloqueado su aprobación.

El PGOU de Simat, que ayer fue presentado por el alcalde y dos técnicos que han participado en su redacción, resume muy bien ese modelo que ahora nuevo Gobierno de la Generalitat, en manos del PSPV-PSOE y Compromís, quieren extender.

Sin duda, la diferencia más destacable del PGOU que ahora se aprobará respecto al que ha estado coleando durante los últimos años en los despachos del ayuntamiento y de la Conselleria de Territorio es la definitiva eliminación de los cerca de 1.300.000 metros cuadrados que, en aquella época de auge del ladrillo, se habían reservado para construir un campo de golf de primera categoría y más de mil viviendas en el área circundante del monasterio de Santa María de Valldigna. Aunque la Generalitat ya había instado a retirar ese proyecto, es ahora cuando la ordenación territorial lo entierra definitivamente. Toda esa zona quedará clasificada ahora como suelo de protección agrícola y patrimonial, dado que, con la aportación de un estudio histórico, se han podido catalogar acequias y otras infraestructuras propias de la actividad agrícola que van a ser preservadas.

La consellera de Territorio, María José Salvador, lo pregona allá donde va. Hay que rehabilitar viviendas y espacios urbanos degradados y dejar de pensar en no consumir más suelo rústico para urbanizarlo. Y el PGOU de Simat, aplicando esa máxima, evita ese expansionismo tan habitual en los municipios valencianos. El alcalde de la localidad, Víctor Mansanet, señaló ayer a este periódico que en la localidad existen decenas o centenares de viviendas vacías, muchas de ellas degradadas, y que es ahí donde hay que incentivar para que, con una rehabilitación si es necesaria, vuelvan a ser ocupadas. En consonancia a esa medida, el PGOU reduce al mínimo la expansión urbana, centrándose de forma inmediata en la futura urbanización que va desde el colegio hasta la Font Menor. Otras zonas cercanas a la montaña y que rodean el municipio también se mantendrán como reserva de suelo urbanizable residencial y se desarrollarían en caso de necesidad.

El nuevo documento de planificación urbanística de Simat también delimita, por primera vez, un centro histórico cuyo paisaje, mediante un futuro reglamento municipal, será protegido. La altura máxima de los edificios, las fachadas, las cubiertas de teja y otras características del aspecto urbano se regularán en ese documento.

Simat llegó a proyectar, junto a la carretera de acceso desde Tavernes y Alzira, un polígono industrial de alrededor de 300.000 metros cuadrados. En años y décadas pasadas esta planificación confiaba en el maná de grandes empresas que se podrían implantar para generar cientos de puestos de trabajo que nunca llegaron. Con la crisis económica y las expectativas que ha dejado, ahora se considera suficiente que el polígono se quede en la misma zona y alrededor de naves de empresas ya existentes, pero con una superficie de 82.000 metros cuadrados, prácticamente una cuarta parte del diseño anterior.

Simat también tiene dos zonas de viviendas construidas sin licencia durante décadas: el Pla de Corrals y les Foies. En els Corrals el ayuntamiento, atendiendo a una norma que la Generalitat pretende aprobar en breve, diseñará un «plan de minimización de impactos» que incluirá la construcción de algunas infraestructuras, como depuradoras para aguas residuales o la mejora de accesos. Los propietarios tendrán que contribuir económicamente en esas futuras actuaciones.

En el caso de les Foies, el PGOU mantiene su clasificación de suelo protegido, de manera que se dibujará un perímetro del área construida y se mantendrán las construcciones en el estatus de «fuera de ordenación», lo que prohíbe obras nuevas o de consolidación.

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