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Unidos no hay obstáculos

La asociación Proyecto K promueve en Gandia un original circuito dirigido a escolares de Primaria en el que se fomenta el trabajo en equipo

Las pruebas requieren más agilidad que esfuerzo físico. LEVANTE-EMV

En esta carrera no gana el primero que llegue, sino todo el equipo, y para superarla no sólo se requiere esfuerzo, también destreza e inteligencia, por lo que se necesitan las aportaciones de todos los participantes con independencia de su físico o de si son chicos o chicas. Inspirándose en la Iberian Race, el exfutbolista gandiense Marcos Estruch y su socia, Amparo Aparisi, han puesto en marcha esta iniciativa a través de la asociación Proyecto K que se ofrece a los colegios como actividad extraescolar, en horario lectivo durante el curso.

Por un lado los chicos pasan una mañana agradable realizando una actividad deportiva diferente y por otro se les transmiten valores como el trabajo en equipo, la solidaridad, el compañerismo, o la integración, algo que nunca está de más, sobre todo en una época en la que se habla tanto de rivalidad y acoso escolar.

La novedad es que Gandia es pionera en introducir por primera vez en España estas carreras de obstáculos para el ámbito escolar, como ha reconocido la entidad Obstacle Course Racing de España y de la Comunitat Valenciana.

Está dirigido a alumnos de tercero y cuarto curso de Primaria, aunque también ha participado algún grupo de la ESO. El circuito se realiza en las instalaciones de Som Paintball, en la avenida del Grau de Gandia, un recinto al que los alumnos se trasladan en autobús concertado con sus docentes.

La carrera propiamente dicha dura unos 40 minutos, aunque la actividad se plantea para toda una mañana, con una charla previa para motivarles y explicarles las reglas. Los obstáculos están formados por muros, cuerdas, ruedas, conos, sacos o troncos. Por el momento han participado escolares de centros privados y concertados, aunque la actividad, que se puso en marcha el pasado mes de noviembre, está abierta también a los públicos. Más de 300 niños ya han vivido esta experiencia. Las carreras se han retomado tras el parón vacacional navideño.

Al llegar al circuito es el profesor de educación física, quien mejor conoce a los alumnos, el que organiza a los equipos. Cada uno está formado por cinco personas, pero no se forman grupos con similares condiciones físicas sino todo lo contrario; diversos y mixtos en cuanto a sexo.

Así, todos los niños tienen la oportunidad de practicar deporte. «En el circuito cada uno desarrolla sus cualidades siempre en beneficio del grupo -explica Marcos Estruch- así que no vale ser el más rápido o el más fuerte, sino que todos tienen que saber trabajar en equipo, ayudarse, coordinarse, pensar e incluso resolver problemas». Estruch apunta que la experiencia está siendo muy gratificante: «Un profesor me dijo que estaba sorprendido con un alumno que en el recreo era el primero en crear conflictos y en el circuito fue el primero que ayudaba a los demás».

En definitiva, la carrera pone más énfasis en el proceso que en el resultado. Lo que prima es aprender jugando y disfrutar de todos los compañeros.

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