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Jordi Juan: «Sería muy atrevido poner una fecha de apertura de la piscina»

Tavernes comprueba el pésimo estado en que se encuentra la instalación por el abandono de la empresa El alcalde quiere destinar el superávit del año 2016 para recuperar la concesión

las imágenes del desastre La piscina grande medio llena de agua putrefacta con un carrito de supermercado en su interior, botellas, plásticos, un cubo y basura de todo tipo.La tarima de una sala deportiva completamente levantada.Destrozos en la cafetería, con cables colgando, paneles del falso techo que han desaparecido e incluso elementos de un andamio al fondo. Estado de la piscina pequeña, llena de agua sucia. f Levante-EMV

En Tavernes de la Valldigna ya casi nadie pregunta cuándo abrirá la piscina cubierta. Los vecinos se han acostumbrado a vivir con la mole de hormigón, que ve pasar el tiempo como un elemento más del paisaje urbano. Por fuera se intuye su deterioro, pero las imágenes de su interior dejan claro que el Gobierno local tiene un auténtico problema.

Unas imágenes a las que ha tenido acceso este periódico en exclusiva demuestran que, independientemente de lo que le va a costar a las arcas públicas rescatar la gestión, la instalación precisa de una inversión de varios centenares de miles de euros para acabarla y arreglar el gran número de desperfectos que sufre.

Dentro de la piscina grande, medio llena de agua putrefacta, hay hundido un carrito de supermercado. Cómo ha llegado hasta un recinto que supuestamente está cerrado es todo un misterio. Junto a él flotan botellas de agua, bolsas de plástico, maderas, un cubo y los separadores de las calles de la piscina.

Hace unas semanas, varios concejales y técnicos del Ayuntamiento de Tavernes realizaron una visita para hacer una recopilación de las obras no acabadas para restarlo a la valoración final de la liquidación del contrato.

El plan del alcalde

Esto se enmarca dentro del proceso de rescate de la concesión del edificio que ha iniciado el Gobierno local. «Lo que allí se pudo ver fue un abandono total por parte de la concesionaria, fue muy triste», señaló ayer a este periódico el alcalde, Jordi Juan. «Es la constatación de que aún queda mucho trabajo por hacer».

Juan, consciente de que podría acabar su segundo mandato sin haber abierto la piscina, ha asumido de forma personal este asunto. Sabe que el ayuntamiento va a tener que rascarse el bolsillo, por eso ha elaborado un plan. Su idea se divide en tres fases. La primera es echar mano del superávit de la liquidación del presupuesto de 2016 -entre 600.000 y 800.000 euros- para rescatar la concesión.

El segundo paso sería acabar las obras y reparar los daños, algo para lo que habrá que solicitar un préstamo. «La suerte es que Tavernes actualmente se puede permitir solicitar créditos sin pedir permiso al ministerio ni a la Generalitat, porque ya no estamos bajo un plan de ajuste y nuestro ratio de endeudamiento está por debajo del 75%», señaló Juan. Por último, la idea del Gobierno local es sacar a concurso la gestión del servicio, consciente de que resulta imposible para el consistorio asumirlo.

El alcalde sabe que el proceso va a ser largo, por lo que «aventurar una fecha para su apertura sería muy atrevido». El asunto podría eternizarse si, además, «algún juez decide de forma cautelar paralizar el proceso hasta que resuelva el contencioso que ha presentado la empresa». Algo que espera que no ocurra porque «el incumplimiento del contrato por parte de la mercantil es más que evidente».

Juan se ha comprometido a «dedicar todos los esfuerzos y recursos» para poder abrir la piscina «lo antes posible». Estos asuntos fueron trasladados anoche a los vecinos en la asamblea que tuvo lugar en la Casa de la Cultura.

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