La propuesta que ha transcendido A la opinión pública de Gandia respecto al interés manifestado por la multinacional Conforama en instalarse en el polígono Sanxo Llop ha dado pie a un profundo debate. Permitir los usos comerciales en el entorno donde se ubica el nuevo hospital Francesc de Borja o restringir la actividad exclusivamente a usos industriales o sanitarios es parte del debate, pero hay mucho más. Se trata, en definitiva, de aportar una solución a una serie de problemas enquistados, conseguir que concluyan de una vez los accesos y las obras de urbanización del entorno del hospital, permitir la instalación de actividades que generen riqueza y puestos de trabajo y ahorrar a las arcas municipales millones de euros y todo un calvario judicial.

Antes de entrar en profundidad, creo necesario hacer un poco de memoria. Cuando el actual Gobierno de Gandia tomó en junio de 2015 las riendas lo hizo en una situación de emergencia y excepcionalidad. Y precisamente ese carácter de extrema urgencia fue el germen de un gobierno diverso y plural formado por el PSPV-PSOE y la coalición Més Gandia, con el apoyo puntual de Ciudadanos. Así, no debe olvidarse la razón de ser de este gobierno, la valentía demostrada hasta el día de hoy con medidas extremas e impopulares y la necesidad perentoria de afrontar una serie de dificultades que arrastraba la ciudad después de la resaca de Arturo Torró. Tras cuatro años de padecer un gobierno del PP errático, plagado de decisiones superficiales e incapaz de cumplir la ley en su acción de gobierno no podíamos esperar nada bueno.

Sin lugar a dudas la situación del polígono Sanxo Llop es una de las muchas herencias a las que ha tenido que hacer frente en los últimos meses el Gobierno local. Esto ha conllevado una serie de decisiones valientes, muchas veces en contra los propios principios ideológicos y las promesas electores. Y es que a ningún hijo de vecino le complace subir impuestos, recortar servicios públicos o negar subvenciones a las asociaciones.

De este modo, ahora nos encontramos ante un nuevo reto en el que se debe mantener ese espíritu que originó este gobierno y su razón de ser, salvando a la ciudad de su ruina económica y generar nuevas oportunidades.

La operación urbanística que se plantea aporta una solución compleja a un problema enrevesado de un polígono que nació en plena efervescencia inmobiliaria con el espíritu de acoger una gran infraestructura sanitaria como el hospital comarcal. Tras más de una década desde la gestación del sector Sanxo Llop, diversos motivos, como la profunda crisis económica, la quiebra del sistema financiero o la incapacidad del propio agente urbanizador han hecho mella de tal modo que el actual gobierno se ha visto en un callejón sin salida. Como se suele decir, un gran «elefante blanco». Actualmente se da la paradoja de contar con un nuevo hospital en funcionamiento ubicado en un sector de envergadura con unos accesos inacabados y sin actividad económica. Así, la enorme cantidad de personas que acuden al hospital a diario, en estos momentos no pueden aparcar en condiciones, darse un paseo o simplemente tomarse un café en las inmediaciones.

Lo que está encima de la mesa persigue dar una solución a un problema heredado, desbloqueando un sector urbanístico paralizado desde hace tiempo. Además, se generaría economía con la implantación de Conforama, que pretende invertir más de 10 millones de euros, creando alrededor de 80 puestos de trabajo. Hay que pensar que si no se facilita la implantación de esta gran superficie comercial, dejaremos perder el tren de una gran oportunidad para Gandia, ya que buscará otro municipio en el que ubicarse. Tampoco hay que olvidar el ahorro de 7 millones de euros que supone para las maltrechas arcas de la empresa pública IPG.

Solamente desde la necesidad de ofrecer alternativas a problemas complejos, es por lo que una parte del gobierno, el PSOE, pretende abordar con decisión y coraje esta oferta que tiene fecha de caducidad. Desgraciadamente, en los tiempos que corren no estamos para rechazar grandes inversores.

Pero frente a esto, ¿qué opción tenemos? ¿Realmente alguien tiene una alternativa mejor y efectiva a corto plazo para el sector Sanxo Llop? Y, por ende, una respuesta para los propietarios de las parcelas, para los sufridos usuarios del hospital o, en definitiva, para la imagen de ciudad. Si existe una alternativa clara y realizable, tan sólo así, llegaríamos a entenderlo.

Debemos de ser capaces de alcanzar el consenso, sin mirarnos tanto el ombligo y dando una salida con contraprestaciones para los comerciantes de la trama urbana de Gandia, generando instrumentos que ya se han aplicado en otras ocasiones para dinamizar ese comercio de calidad y de proximidad en el que el Centro Histórico es el principal baluarte. Por tanto, el reto es hacer del comercio una experiencia vital, no una simple transacción mercantil.