Si el Gobierno de España no cambia de opinión el 1 de enero de 2020 la autopista AP-7, por la que los valencianos tanto dinero han pagado en peajes para poder circular por una vía rápida costera, al fin será gratuita. Y también ese día, que está a 30 meses vista, la autopista ejercerá como circunvalación de grandes ciudades, entre ellas Oliva y el núcleo de municipios situados en la comarca de la Safor que ahora sufren la travesía de la N-332.
Por eso era tan importante que, cuando llegue ese 2020, el Ministerio de Fomento tuviese terminado el acceso sur de Oliva, un proyecto diseñado para conectar, la N-332 y la AP-7 a la altura de los polígonos de la carretera de Dénia. Ese enlace es vital para que la autopista, cuando ya no se tenga que pagar peaje, ejerza de circunvalación, pero nada hace pensar que el Ministerio de Fomento tendrá acabada esa obra en esa fecha a pesar de que ha tenido un montón de años para proyectarlo, licitarlo y ejecutar las obras correspondientes.
Así, el 1 de enero de 2020 cuando un camión llegue a Oliva por la N-332 desde Dénia y vaya a seguir ruta en dirección norte, necesariamente tendrá que seguir atravesando el casco urbano olivense porque no estará terminado el acceso a la autopista.
En Oliva durante los últimos meses se ha visto con preocupación cómo ha ido pasando el tiempo sin que el Ministerio de Fomento haya aprobado definitivamente el proyecto de obras, que, según las previsiones, costará 29 millones de euros.
Según el cronograma que el Gobierno ha anunciado en varias ocasiones, se necesitan al menos dos años para poder ejecutar la conexión de la N-332 y la AP-7 en el sur de Oliva, un proyecto que incluye puentes, viaductos, rotondas y reposición de viales. Eso significa que, aun sacando a licitación las obras hoy mismo, no resulta factible que esos trabajos estén terminados el 1 de enero de 2020, lo que constituye no solo uno más de los muchos incumplimientos del Ministerio de Fomento para solucionar el problema de la travesía de la N-332 en el sur de la Safor, sino una dejadez que en el Ayuntamiento de Oliva no esperaban.
Presión de los ayuntamientos
De hecho, hace casi dos años que se aguarda con ansia la conclusión del proceso administrativo que debe desembocar en la licitación y ejecución de las obras, pero, por motivos nunca del todo explicados, eso no se ha producido. Ni siquiera la presión ejercida por los ayuntamientos de Bellreguard, Palmera, l'Alqueria de la Comtessa y Oliva ha llevado a los responsables ministeriales a acelerar el proyecto para que, al menos, su conclusión pudiese haber coincidido con la gratuidad de la autopista AP-7, facilitando así que esta vía rápida ejerza como ronda de circunvalación en este espacio.
Además de poner sobre la mesa el elevado número de accidentes con heridos y muertos que se han sucedido en estas peligrosas travesías urbanas de la N-332, los alcaldes de estos cuatro municipios han hecho públicos los informes sobre contaminación atmosférica y acústica que sufren los ciudadanos residentes en las inmediaciones de la carretera. Y los datos, como por otra parte resultaba evidente antes de que quedaran plasmados en estudios técnicos, son demoledores.
Miles de personas soportan de día y de noche, durante todo el año, niveles de polución ambiental intolerables, un dato que debería hacer pensar al Ministerio de Fomento en la necesidad de no prolongar ni un minuto más los trámites para acabar con el problema.
La desesperante lentitud del Ministerio de Fomento también se produce al norte de la Safor, donde desde hace años se espera el desdoblamiento de la N-332 en el peligroso tramo que va desde Tavernes de la Valldigna hasta Cullera. En esta última ciudad la carretera está catalogada como punto negro por el elevado número de víctimas que se producen.
