Ramon y Charo están viviendo un auténtico calvario en su propia casa, un piso ubicado en un edificio de la plaza de l'Alqueria de les Flors, a la entrada de Gandia. El motivo son los problemas que les genera el vecino de arriba, una persona con enfermedad mental, cuyo pis y deposiciones caen directamente a la vivienda de este matrimonio de forma constante.

Esta persona vive sola en el piso después de que, según Ramón, «su madre y su hermana no le aguantaban más y se marcharon. No quieren saber nada de él».

Al parecer, este hombre, de unos 50 años, ha roto las tuberías de los baños y duchas de su vivienda y por ello, cuando hace sus necesidades caen sobre la bañera de Ramón y Charo, una situación que se repite, además, en los dos cuartos de baño de la vivienda. «Tenemos un agujero en el techo y constantemente tenemos que estar poniendo cartones y limpiando con lejía porque nos da auténtico asco», explica el hombre, desesperado, en conversación con este periódico. «Mi mujer quiere hasta marcharse de casa, porque ya no aguanta más», señala. Él, sin embargo, dice que «yo quiero estar todo el día en casa, no salir, porque cuando lo hago voy todo el rato pensando que cuando vuelva tendré su caca y su pis en mi bañera», apunta.

Pero son muchos más los problemas que, según denuncian, les genera este hombre. «Mueve muebles por la casa a cualquier hora y golpea las paredes a las tres, las cuatro o las cinco de la madrugada y no nos deja descansar». Este matrimonio ha denunciado en varias ocasiones a su vecino y cuenta con sentencias favorables. En 2011 «un juez ya tuvo que autorizar a entrar a los fontaneros porque nos caía agua en nuestra casa y desde entonces la situación ha ido a más». Apuntan que este vecino «no abre la puerta a nadie. La Policía viene tres o cuatro veces al día, llaman y no les abre», apuntan «pero no se puede hacer nada sin autorización judicial».

«Una vez agredió a mi mujer, me ha quemado la puerta y hay varios escritos firmados por todos los vecinos denunciando que no se puede vivir en el edificio», denuncia. Según Ramón este hombre «nos acusa de que le echamos gas por sus enchufes y por ello vive desde hace tiempo sin agua y sin luz».

Hace un mes y medio, el vecino problemático fue ingresado en el hospital Francesc de Borja de Gandia. Para llevárselo fue necesaria una autorización judicial. Como no accedía a abrir la puerta, los bomberos y la Policía tuvieron que sacarle por la ventana. Ramón y Charo pensaron entonces que ya se había acabado su pesadilla y que durante esos días el juzgado autorizaría a entrar en la vivienda y reparar las tuberías para subsanar el problema, pero no fue así. Hace aproximadamente unos diez días recibió el alta y, según denuncian, han vuelto los problemas a su vivienda. El pasado 18 de marzo, en plenas Fallas, Ramón se plantó con un cartel ante el ayuntamiento para protestar por su situación.

Dice que tanto él como su mujer se sienten «engañados» por Nahuel González, concejal de Bienestar Social, único responsable político con el que se han reunido, «porque lo único que ha hecho es pasarnos en palabras, prometernos que nos lo iba a solucionar pero no ha movido nada para que acaben con el problema. Los papeles que tenían que ir al juzgado se han quedado sobre la mesa», denunciaba ayer Ramón.

Ese día reconoce que «tuve una fuerte discusión con el concejal al que llamé mentiroso porque nos prometió algo que no ha cumplido», apuntó Ramón. La familia, en cambio, agradece la labor de Marc Cuesta, jefe de la Policía Local, «que se ha portado magníficamente con nosotros», dijo.