No tienen la misma textura, incluso el sabor es algo diferente. A duras penas se puede lograr la misma forma que las que habitualmente se consumen, pero los celíacos también pueden disfrutar de sus «monas», torrijas y «arnadí» como cualquier otra persona durante estas jornadas de Pascua.

Lo deben hacer, eso sí, utilizando productos sin gluten, cada vez más fáciles de encontrar en los supermercados y no solo en tiendas especializadas, y teniendo en cuenta que en su proceso de producción no pueden estar en contacto con ningún utensilio que se haya utilizado para elaborar productos que sí que disponen de este tipo de proteína.

Todas esas fueron las premisas que se utilizaron en el taller de cocina para celíacos que organizó el Ayuntamiento de Tavernes de la Valldigna hace unos días en colaboración con la Associació de Celiacs de la Valldigna y que tuvo lugar en las instalaciones del Braç Treballador.

En ella, los presentes, alrededor de una veintena de personas, aprendieron a hacer dulces típicos de Pascua mediante la utilización de harinas, chocolate y otros productos sin gluten para que una persona que padece intolerancia a esta proteína pueda disfrutar junto al resto de sus amigos del típico «berenar» de estos días sin que se le haga la boca agua de comprobar que todo el grupo consume productos que ella no puede por su enfermedad.

Las torrijas fueron elaboradas con pan especial para celíacos, claro, pero, además, utilizaron horchata en vez de leche, producto que normalmente se elabora, para que, de ese modo, además de «valencianizarlas», puedan ser consumidas por personas intolerantes a la lactosa.

El gluten es una proteína que se encuentra cereales como el trigo, avena, cebada y centeno. La industria alimentaria utiliza harinas realizadas con estos granos como ingrediente de sus productos que pero también como conservante y para darle mayor esponjosidad a la masa. Las harinas para celíacos, por su parte, no disponen de esta última propiedad, por lo que, como quedó patente en el taller, el proceso de producción de dulces sin gluten resulta distinto.

A la hora de trabajar la pasta, las harinas que carecen de esta proteína son mucho menos esponjosas, por lo que, por una parte, hace más complicado su amasado, ya que no resulta tan sencillo darle la forma deseada, se adhiere más a las manos y es menos manejable. Por otra, una vez está el producto acabado, la textura varía considerablemente respecto al aspecto que presentan los productos elaborados con harinas con gluten. También varía algo el sabor.

Hasta hace unos años encontrar productos sin gluten podía resultar una auténtica odisea, pues solo había en tiendas especializadas. Las grandes superficies, sin embargo, se van adaptado a nuevas realidades y cada vez resulta más fácil adquirir harinas y otros productos sin gluten en los lineales. Estos, eso sí, deben constar en la lista de alimentos aptos que cada año elabora la federación de asociaciones de celíacos tras analizarlos.