En unos pocos minutos el visitante del Museu Etnològic d'Ador puede recorrer la planta baja del edificio, donde se encuentra la exposición permanente, en la que se muestran objetos cotidianos de una vida rural que hoy ya son historia. Pero se requiere mucho más tiempo si se quiere profundizar en aquellos oficios, artes y aspectos de la vida cotidiana que, décadas o siglos atrás, ocupaban el tiempo de los habitantes de pueblos que, como este, son de profunda tradución agrícola.

En el edificio que fue el antiguo ayuntamiento se abrió, en 2008, una sala dedicada, en el mejor sentido de la palabra, a la vida. A aquellos oficios que permitían el sustento de las familias, y también de sus costumbres sociales. La agricultura, la elaboración de la pasa o del vino, el proceso de la matanza y cómo se hacía el embutido, los objetos del ambiente doméstico o las fiestas, con la presencia de elementos de la tradicional «cordà», se encuentran en este pequeño museo que reserva un espacio algo mayor a la apicultura y la elaboración de la miel. No en vano Ador documenta ya en el siglo XVI una intensa actividad con el fruto de las abejas, que, en la comarca de la Safor, lo situó en segundo lugar en producción de miel, solo por detrás de Oliva.

Esos objetos, que en muchos otros municipios se han perdido, forman parte de una colección museográfica reunida gracias a cesiones o a donaciones, entre quienes están Federico Artés, de Llocnou de Sant Jeroni, o la Diputación de València, que dispone de un enorme fondo etnológico recogido durante décadas.

Pero Ador dispone, también, de un pasado romano como pocas localidades de la Safor y el museo también se ocupa de ese periodo.

El objeto más interesante, y también el que reúne una historia más sorprendente, sin duda es un reloj de sol de la época imperial que data del siglo III después de Cristo y que, como acreditaron los especialistas, es el más antiguo de la Comunitat Valenciana y uno de los más singulares de todos los que se han hallado en España pertenecientes a esa época de la dominación romana.

La pieza, que por seguridad se guarda en el edificio del ayuntamiento, estaba en el museo desde el año 2007, pero se pensaba que era un sillar o un pedazo de acequia romana. Un visitante del museo revisó aquella piedra y advirtió de que podría tratarse de un objeto mucho más valioso, así que lo comunicó al especialista Joan Olivares, quien confirmó en todos los extremos su utilidad para medir el tiempo, algo que enorgulleció a Ador y que añade interés a la visita del museo y de la localidad.

El Museu d'Etnologia d'Ador abre sus puertas cuando hay una exposición temporal en la primera planta del edificio, y también se puede concertar cita llamando previamente al ayuntamiento.