El coche cien por cien eléctrico ya no es una herramienta del futuro, es una realidad. En 2016 se registró un récord de ventas de estos vehículos en España con más de 3.000 unidades nuevas, lo que supuso casi un 80% más que el año anterior (1.900). Estas cifras suponen una muestra de que este tipo de automóviles están alcanzando un nivel de autonomía que cada vez los hace más atractivos para los conductores.

Sin embargo, la realidad más próxima, la de los municipios de la Safor, no se acerca a los datos nacionales. Apenas ocho localidades de la comarca registran algún vehículo que se mueve con este tipo de energía mucho más ecológica y sostenible para el planeta.

En total apenas 43 vehículos entre turismos, motocicletas y ciclomotores, son los que hay registrados en estos momentos en la Safor, según los datos que ofrece la Dirección General de Tráfico (DGT). La cifra es más que irrisoria si se tiene en cuenta que en global, la comarca tiene un parque móvil que supera las 123.000 unidades al cierre del año 2016.

Como ejemplo de lo insignificante que es el peso del vehículo eléctrico en el parque móvil de la Safor, un dato. Del total de unidades que la DGT tiene registradas en la comarca, solo un 0,03% funcionan con baterías recargables.

Este porcentaje se sitúa en la media en la Comunitat Valenciana, donde hay 3.416 vehículos eléctricos del total de casi 1,2 millones matriculados, lo que supone cerca de un 0,03%, y cuatro veces menos que el promedio estatal, donde hay más de 29.100 vehículos con este suministro por los más de 34 millones registrados, es decir, casi un 0,09%.

Por tipos, llama la atención el hecho de que, en la Safor, el mayor número de vehículos que se accionan con batería son motocicletas y ciclomotores, que suman un total de 31, mientras que coches apenas hay 13 registrados.

Las localidades donde se encuentran estos automóviles son, Gandia, en la que hay registrados nueve turismos, 13 motocicletas y seis ciclomotores, Daimús con 8 motos, Almoines, con una moto, Barx, con un turismo, lo mismo que Benirredrà y la Font d'en Carròs, Miramar, donde vive el propietario de un ciclomotor eléctrico, y Oliva, en la que hay una motocicleta y un ciclomotor.

Este tipo de vehículos han mejorado mucho en lo que respecta autonomía. Hace unos años los coches apenas podían desplazarse unos 150 kilómetros de media con la batería totalmente cargada, algo que hacía que muchos renunciaran a adquirir este tipo de vehículos y su uso estaba limitado a cortos recorridos urbanos.

Autonomías de hasta 600 km

En los últimos meses, sin embargo, han surgido marcas que han fabricado coches que ya superan los 600 kilómetros de autonomía. Sin embargo, la barrera de entrada de este tipo de vehículos es el precio, pues a mayor tecnología y duración, más caro.

Otro de los inconvenientes con los que se encuentran los propietarios de este tipo de vehículos es la falta de estaciones de carga públicas. Las administraciones, pese a los continuos llamamientos a reducir las emisiones de CO2, aún no han apostado de forma decidida por el vehículo eléctrico, toda vez que existen muy pocos puntos de carga en las ciudades. Lo mismo se puede decir del sector privado. El mercado del coche, y también del suministro de carburante, sigue siendo mayoritariamente de gasolina o gasóleo.

Existe un ejemplo que viene a reflejar muy bien la incierta situación que vive el coche eléctrico en la Safor. La Fira del Motor de Gandia hace unos años contaba con un espacio dedicado exclusivamente para este tipo de vehículos. Este año, sin embargo, fue retirado y las marcas que cuentan con modelos eléctricos prefieren incluirlos en sus propios estands. Lo cierto es que estos modelos siguen sin enganchar a los conductores, a tenor de las estadísticas. En todo caso, los expertos apuntan a que existe un buen horizonte para el sector.