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Revelación

Los señores de la Font y de Oliva fueron descendientes de piratas genoveses

El historiador Abel Soler revela que Carrocio da Costa, fichado por Jaume I para la conquista de Mallorca, fue «Carròs» en las crónicas medievales y de ahí pasó al topónimo local - El ayuntamiento editará el libro con las últimas novedades

Los señores de la Font y de Oliva fueron descendientes de piratas genoveses

El primer Carròs, almirante de Jaume I y fundador de la saga de nobles que dominó gran parte del sur de la actual comarca de la Safor, incluyendo los municipios de Oliva, Font d'en Carròs, Potries, Beniflà, Rafelcofer y l'Alqueria de la Comtessa, así como otros territorios de la Marina Alta, fue el hijo ilegítimo de un corsario genovés a sueldo de los emperadores de Alemania que en el siglo XII eran los reyes de Sicilia.

Además, se ha sabido ahora que ese apellido, integrado en el topónimo de la Font d'en Carròs, proviene del italiano «Carroccio», el nombre de aquel corsario del siglo XII «fichado» por el rey Jaume I para el asedio naval y la conquista de la isla de Mallorca.

Estas son solo dos de las muchas novedades históricas que Abel Soler aportará en el libro que le ha encargado del Ayuntamiento de la Font d'en Carròs y que verá la luz en unos meses, gracias a la documentación de la baronía de Rebollet rescatada del Archivo de la Nobleza de Toledo que el propio consistorio solicitó y obtuvo entre los años 2007 y 2008.

El historiador Soler narra que, a finales del siglo XII, los emperadores alemanes pagaban a corsarios genoveses para controlar el mar en Pisa y que, en 1204, uno de esos piratas a sueldo, llamado Alamanno da Costa, a bordo de una gran nave llamada Carroccia (carroza) infringió una derrota a los pisanos en aguas de Grecia. En recompensa a aquella gesta, la república de Génova lo nombró Conde de Siracusa, una de las más importantes ciudades sicilianas.

Tan satisfecho le dejó aquella batalla en aguas griegas que el conde Alamanno bautizó a uno de sus hijos ilegítimos con el nombre Carroccio en recuerdo a la nave capitana, Carroccia.

Aquí se cumplió el refrán de a tal palo tal astilla y, a la muerte del padre, Carroccio da Costa también se dedicó a la piratería y se enemistó con Génova. En esa época, alrededor del año 1229, Jaume I precisaba ampliar su armada para la campaña militar que le llevó a la conquista de Mallorca, previa a su incursión en el Reino de València.

Aquel pirata Carroccio, que en las crónicas catalanas de la época ya aparece traducido como «Carròs, hijo del conde Alamany», fue posteriormente armado caballero y nombrado almirante de la armada, y terminó su vida unido al rey conquistador.

Uno de sus nietos, Francesc Carròs i Cruïlles, sería quien, tras alcanzar la actual zona de la Safor y la Marina, fundó el castillo del Rebollet, del que surgió la Font d'en Carròs, así como la villa cristiana de Oliva. Su hijo, también de nombre Francesc e igualmente marino militar, murió joven y fue enterrado con su padre en el mismo castillo del Rebollet.

Según señala el historiador Abel Soler, siglos después quienes escribieron y difundieron la genealogía de los Centelles, condes de Oliva descendientes de los Carròs, ocultaron el pasado pirata de aquel apellido italiano para «ennoblecerlo». Así, inventaron una historia que situaba a sus antepasados almirantes como descendientes de un «conde alemán o germánico» y de unos inexistentes condes de Croan.

El historiador Soler señaló ayer a este periódico que en absoluto es extraño que un pirata se situara junto al rey Jaume I porque esa era una «vía normal de ennoblecimiento en la época medieval» y que hay muchos ejemplos de ello.

La Mare de Déu del almirante

El Ayuntamiento de la Font d'en Carròs, aprovechando los últimos documentos históricos obtenidos del Archivo de la Nobleza de Toledo, editará en unos meses el libro de Abel Soler en el que, además del pasado más lejano, también se ha profundizado en otros aspectos, como la disputa por la posesión de la imagen de la Mare de Déu del Rebollet, que al final fue a parar a Oliva.

Según señala Soler, esta imagen mariana, una de las más antiguas de la Comunitat Valenciana, acompañó al almirante Carròs en sus viajes por el mar. Después se depositó en el castillo y, finalmente en Oliva.

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