Las personas que se encontraban en la terraza de la cafetería Sant Vicent de Oliva al mediodía de ayer van a tardar en olvidar lo que vivieron. Entre estos había un bebé de apenas nueve meses en su cochecito. Junto a él, su madre, que se desmayó, y su abuela. La valla que delimita la terraza se cayó y quedó «a apenas un palmo del carrito», según narraba Gemma, una testigo de la persecución que tuvo lugar en la calle Ausiàs March, quien describió la escena como «un horror» y la comparó a lo que podrían haber vivido testigos o víctimas de un atentado terrorista o «un accidente con víctimas», apuntaba.

La abuela de la pequeña, Lety, por su parte, señalaba a este periódico que «aún estoy temblando». Dijo que vio al coche llegar «chocando con todo lo que encontraba» y detrás la Guardia Civil. Aquella escena la llevó a gritar fuerte y «he tirado del cochecito de mi nieta para tratar de salvarla». Los nervios llevaron a la mujer a pensar que el coche se había empotrado contra la terraza, pero no fue así. Las vallas cayeron al levantarse, despavoridas, las personas que se encontraban sentadas en las mesas. Maria es la madre del bebé, hija de Lety. «Hemos pasado muy mal trago», señalaba en un escrito en las redes sociales.

Explicó que vivió un momento de mucha tensión cuando, al tratar de tirar del carro, «estaba bloqueado y de los nervios no podía quitar el freno». Según la versión de esta mujer, una chica que iba de copiloto en el coche que huía de la Guardia Civil gritó: «¡El bebé, el bebé». La madre de la pequeña se desvaneció debido al susto, por lo que tuvo que ser atendida por los servicios sanitarios. El bebé, por su parte, estaba durmiendo y, según la madre, no se despertó. La calle se convirtió en un reguero de coches con los parachoques en el suelo.