La experiencia de Bellreguard ha salido bien, aunque siempre es deseable una mayor participación, pero esta «moda» de preguntar constantemente a la ciudadanía, alentada por la izquierda tras la formación de los llamados «gobiernos del cambio» no ha estado exenta de polémica en otros municipios de la comarca.

Es el caso de Gandia donde, después de muchos vaivenes en el seno del gobierno (formado por PSPV-PSOE y la coalición Més Gandia), el asunto se ha zanjado esta semana con una decisión salomónica: las consultas se suspenden hasta que haya un reglamento sobre cómo hacerlas. Además, todas las preguntas tendrán que formularse con el consenso de los grupos políticos y deberán ser vinculantes. Las diferencias sobre Sanxo Llop han llevado a aparcar estos procesos.

El nuevo gobierno local se marcó un ambicioso plan de consultas, que empezó con una primera tanda en la que apenas participaron 550 personas, un porcentaje ridículo sobre un censo de 75.000 habitantes. Y todo ello pese a los esfuerzos del concejal delegado, Nahuel González, dispuesto a salir a la calle con una tableta para animar a la gente a votar. En aquella ocasión se preguntaron temas como la ubicación de la escultura del Tio de la Porra, las jardineras del paseo de les Germanies o aplicar trabajos en beneficio de la comunidad a quienes cometan actos vandálicos en la ciudad.

En Tavernes de la Valldigna se preguntó en febrero de 2016 sobre la duración y el modelo de las fiestas. Salió que era mejor concentrarlas en cuatro días, y así se hizo. Pero la decisión no gustó a todos y el gobierno vallero, tras las quejas, este año ha vuelto a programarlas en dos fines de semana. Lo que sí se respeta es el rechazo a los «bous al carrer» y a incluir animales en los festejos (43% en contra) en una consulta en la que votó el 13% del censo.

En Simat de la Valldigna un 30% del censo (806 personas) participó en una consulta en diciembre donde se decidió por mayoría (87%) mantener las vaquillas. Ha sido, además, el único municipio que ha apostado por el sobre y la urna de toda la vida, descartando la opción de internet.

En Benifairó de la Valldigna el alcalde, Josep Antoni Alberola, de Compromís, preguntó hace un año a los vecinos en qué invertir las subvenciones de la Diputación correspondiente al Plan Provincial de Obras y Servicios (PPOS). El sistema fue enviando un formulario a los miembros suscritos al grupo de «Whats App» del municipio: obtuvieron 300 respuestas. Además, el gobierno local anunció que realizaría otra pregunta sobre si subvencionar o no «bous al carrer», pero finalmente no la hizo, ya que los festejos los organizó una empresa privada. El pasado 7 de mayo preguntó sobre cómo urbanizar la plaza del Pi Redó, convocando una jornada en torno al árbol con actividades.

En el Real de Gandia se aprobó en diciembre mejorar la accesibilidad de las calles y comprar un desfibrilador, en una consulta donde participó el 7,2% del censo.

El Gobierno de Xeresa también preguntó sobre el PPOS y votaron142 personas. En l'Alqueria de la Comtessa el gobierno local preguntará a las asociaciones en qué invertir los 103.000 euros que la Diputación concede este año como subvención, pero lo hará reuniendo a sus presidentes.