En el plenario ordinario celebrado la semana pasada en Gandia fueron aprobados los presupuestos de 2017, documento donde se ven plasmados de forma cuantificada tanto los objetivos como las líneas maestras del actual Gobierno municipal. Detrás de las frías cifras está todo un compendio de intenciones que manifiestan la voluntad política de un ejecutivo que debe ser ratificado por los representantes democráticamente elegidos por los ciudadanos.

Hay que agradecer al PP que este año no se les haya ocurrido organizar el vodevil orquestado el año anterior, presentando en el último momento un documento reclamando la suspensión del plenario alegando una supuesta ilegalidad. Las cuentas municipales es algo demasiado serio para frivolizar con las mismas y esta ciudad no necesita chirigotas que desvíen la atención de los actuales gobernantes que tratan de arreglar el desastre económico y financiero que dejó la mayoría absoluta popular de la anterior legislatura.

El segundo presupuesto del actual Gobierno municipal es una propuesta que viene avalada triplemente por toda una serie de hechos que paso a describir:

1.- Ha sido avalado por el Ministerio de Hacienda mediante comunicación recibida a mediados de abril a través de un informe preceptivo y vinculante que pone de manifiesto, una vez más, el trabajo serio y riguroso del actual gobierno en materia presupuestaria en contraposición con un pasado demasiado reciente. Ya sé que es difícil de asimilar, sí, muy difícil, por todos aquellos que, parafraseando a Marx (sección Groucho) desde la más absoluta ignorancia alcanzaron las cotas más altas de incompetencia sustanciada en dos presupuestos ilegales y un tercero dejado encima de la mesa teniendo mayoría absoluta.

2.- Las cifras derivadas de la liquidación del presupuesto de 2016 son un aval irrefutable de los buenos resultados alcanzados tal como así lo indican los informes de intervención remitidos al propio Ministerio. Sin ánimo de entrar en tecnicismos, tres breves indicadores que lo corroboran: superávit presupuestario de 25 millones de euros; reducción del 98% del remanente de tesorería, pasando de menos 33 millones de euros a solo 700.000; reducción de la deuda comercial del 75%.

3.- El tercer aval es el del sentido común, que en los cuatro años de desgobierno del PP, ha sido el menos común de los sentidos. Se han acabado las ficciones presupuestarias con ingresos hinchados artificialmente con cánones incobrables, gastos rebajados de forma tramposa e incumplimientos constitucionales que provocaron la ilegalidad de los presupuestos.

Los servicios públicos, así como la economía de centenares de PYMES, nunca estuvieron tan amenazados después de la caterva de impagos que la anterior corporación dejó.

Después de dos contadores a cero la lista de empresas, instituciones, clubes deportivos y asociaciones sociales y asistenciales acreedoras seguía siendo un rosario interminable. La respuesta que suele dar el PP es la herencia que ellos recibieron. Pero después de subir un 21% los impuestos y dejar 140 millones de euros más de deuda (casi cien mil euros diarios durante toda la legislatura) es una excusa tan ridícula que mejor sería que no la utilizasen. Y ya lo dijo Josep Tarradellas, «un político puede hacer casi de todo, menos el ridículo» y esa justificación tan repetida por el PP lo es.

El presupuesto recientemente aprobado sigue las líneas maestras marcadas por el de 2016. Si la segunda mitad de 2015 fue el momento de la estabilización económica y 2016 fue el año de la normalización, el actual ejercicio será el de la recuperación y de la generación de oportunidades. Con el presupuesto de 2017:

a) se liquidará toda la deuda municipal fuera de presupuesto y se pagará al 90% de proveedores de la empresa pública, todo herencia del PP.

b) se garantizan los servicios públicos puestos en peligro por el anterior gobierno con los reiterados incumplimientos de pagos a las contratas adjudicatarias.

c) se dará seguridad de cobro a entidades deportivas, asociaciones culturales, sociales y asistenciales para que puedan continuar con su encomiable labor en nuestra ciudad.

d) el área de bienestar social dispondrá de un importante fondo de dinero para realizar políticas que evite la exclusión social y garantice la dignidad de aquellos ciudadanos que, por el motivo que sea, se encuentran en peor situación.

e) se realizarán las inversiones que mejoren el potencial económico de la ciudad tanto en infraestructuras físicas como tecnológicas en sectores de tanta importancia como comercio, turismo e industria.

Y f) se da cobertura presupuestaria a la capitalidad cultural de Gandia, la primera ciudad que ha recibido el honor de ser durante un año el referente cultural de la Comunitat Valenciana.

Después de tres meses estudiando el documento presupuestario, el PP solo ha sido capaz de presentar 4 enmiendas con peticiones que ya están previstas en el propio documento. Jamás tanto tiempo con la información disponible ha concluido con un nivel de autismo presupuestario tan elevado. Instalados en el postureo inútil y la rueda de prensa estéril, los populares creen que hacer oposición consiste en abrazar el discurso de la post-verdad negando la evidencia del cambio de 180 grados de las finanzas municipales en solo dos años. Volviendo a la paráfrasis, en este caso de Antón Losada, en Gandia ya no queda cemento; está todo en la cara de algunos miembros del PP de Gandia.