El último pleno del Ayuntamiento de Bellreguard, que tuvo lugar la noche del pasado miércoles, acabó con polémica. El motivo fue la petición de una vecina de Madrid que veranea en la playa de que la sesión se desarrollara íntegramente «en español» en vez de en valenciano porque, según dijo, ni ella ni otros cuatro acompañantes entendían lo que los concejales estaban diciendo. Los ediles del Gobierno local, del PSPV y Compromís, no accedieron a su petición y siguieron utilizando la lengua propia.

Esta veraneante acudió al pleno con otras cuatro personas para denunciar el abandono en el que, a su entender, se encuentra la playa. La versión de la mujer, con la que ayer habló este periódico, es que el alcalde, Joan Marco, del PSPV, «se negó y dio indicación al resto de concejales de que siguieran hablando en valenciano». Además, según señaló la mujer, que es propietaria de una vivienda en la playa de Bellreguard desde hace quince años, «me dijo que para qué quería un piso aquí si no me parecía bien», algo que, a su entender, supone «una falta de respeto». En cambio, señaló, «los concejales de la oposición (PP) sí que cambiaron de lengua y desde ese momento empezaron a hablar en castellano».

En respuesta a esto, Marco negó que le dijera a la mujer esas palabra. «El mismo secretario nos dijo que no era necesario cambiar de lengua, que teníamos libertad para hablar como quisiéramos». El alcalde le explicó a la mujer que en Bellreguard las sesiones se celebran siempre en valenciano pero que «por deferencia» se comprometía a dirigirse a ella y sus acompañantes en castellano en el turno abierto de preguntas, que era donde el grupo procedente de Madrid quería tomar la palabra, algo que hicieron tanto el PSPV como Compromís cuando correspondió.

Quien se mostró visiblemente molesto por la actitud de la mujer fue el portavoz de Compromís y futuro alcalde del municipio, Àlex Ruiz. «Primero le dije que no iba a permitir que alguien dijera que es una falta de respeto que yo utilice mi lengua para hablar porque cada persona tiene el derecho de hablar en la lengua que quiera». Por otra parte, explicó el concejal, «le dije que tampoco iba a permitir que dijera como dijo que nuestra playa es una vergüenza y que si pensaba eso no sé qué hacía en Bellreguard».