¿Usted qué le dice a los ciudadanos cuando le preguntan para qué sirve la Mancomunitat de la Safor?

La Mancomunitat es una entidad local fruto de la unión de todos los pueblos de la comarca de la Safor para prestar servicios que a los municipios integrantes les resulta difícil o costosa su ejecución. Además en la Mancomunitat tenemos el espacio donde los alcaldes y concejales podemos hablar, conversar y buscar soluciones a problemas de ámbito comarcal. Les digo que también que es el lugar donde nos intercambiamos experiencias muy valedoras para los municipios. Entre los servicios que prestamos a los municipios los más destacados son el Gabinete Psicopedagógico Escolar, los Servicios Sociales, el Centro de Desarrollo Infantil, la Unidad de Conductas Aditivas, el Servicio de Atención a la Dependencia, SEAFI, la agencia AMICS, el Circuito Cultural, la promoción deportiva, el Calaix Jove, etc. Así hasta más de 18 servicios.

Todo eso está muy bien y esta comarca fue pionera en eso de mancomunar municipios, pero, ¿ha avanzado como esperaba o cree que ese proceso quedó congelado con el paso de los años?

Al inicio de la democracia las mancomunidades se fortalecieron enormemente con las transferencias de la Generalitat a las respectivas comarcas a través de estas instituciones. Con la llegada del PP a la Generalitat se paralizó enormemente el proceso de dar competencias y sufrimos un cambio de definición en el concepto de lo que queríamos que fueran las mancomunidades y las comarcas. El proceso estuvo muy ralentizado. Con la nueva ley de Comarcas, los componentes del Pacte del Botànic que ahora dirigen el Consell de la Generalitat quieren darle un nuevo impulso y más competencias a las mancomunidades, incluso el de tener recursos económicos propios Efectivamente ahora la Generalitat quiere aprobar una ley de comarcas.

¿Cree que debería incluir una petición para suprimir las diputaciones y transferir parte de sus competencias a los futuros consejos comarcales?

La eliminación de las diputaciones es un tema de gran calado legislativo y de competencias. Con el tiempo y tras varias normas legislativas podrían desaparecer del ámbito administrativo, siempre que tenga el apoyo político y se aprueben las leyes que le den más competencias a las mancomunidades. Creo que estamos lejos del modelo de mancomunidades francés, donde estas agrupaciones de municipios participan, opinan, desarrollan y ejecutan gran parte de los presupuestos de los llamados Departamentos, el equivalente a las provincias en España. En esa línea, actualmente en la Diputación de València existe el responsable de Transferencias, que es el encargado de iniciar los tramites necesarios para ir cediendo las competencias impropias que posee la diputación.

Gandia se fue de la Mancomunitat cuando el alcalde Arturo Torró quiso, pero hoy sigue fuera pese a las promesas de los grupos del Gobierno local de regresar cuanto antes. ¿Se siente defraudado?

No, en absoluto. La alcaldesa y todo su equipo recogió las arcas municipales con una deuda altísima, entre ellas la de Mancomunitat, y es condición legal saldar esa deuda para entrar en un organismo público. Soy sabedor de que en el presupuesto de 2017 de Gandia está la partida para entrar en la Mancomunitat.

¿Dirigir una institución que necesariamente tiene que funcionar por consenso es más fácil o más difícil que un ayuntamiento, en el que solo se necesita mayoría para gobernar?

El esfuerzo de la Mancomunitat de la Safor es el consenso mutuo aceptado por todas las fuerzas políticas. Hacemos políticas de gestión y de servicios, no hacemos políticas de fiscalización y de oposición. Hay mancomunidades, pocas, que tienen la fórmula gobierno-oposición y les cuesta mucho sacar adelante sus proyectos. En los municipios las elecciones locales conllevan que los concejales, que si bien forman parte del pleno, en vez de buscar un consenso se limitan a fiscalizar y oponerse a temas importantes para sus vecinos. La fórmula, en todo caso, es siempre estar dispuesto a sumar, unir y ceder por parte de todos los integrantes.

¿Es cierto que en la Mancomunitat PP, PSPV-PSOE y Compromís se llevan tan bien o hay disensiones que no trascienden?

Perfectamente. Los 3 partidos, conjuntamente con las otras formaciones minoritarias de la Safor, somos un engranaje unido desde 2003, cuando se ideó la fórmula de la gobernabilidad total. Se formó la Comisión de Vicepresidentes donde semanalmente se plantean y discuten los temas semanales y los trabajos de las áreas correspondientes. Esto hace que los puntos a aprobar en la Junta de Gobierno ya vayan prácticamente consensuados a falta de perfilar la propuesta con todas las fuerzas políticas. El tercer filtro es el pleno de la Mancomunitat, donde todos los representantes ya son sabedores de los puntos a tratar por sus respectivos partidos políticos.

¿En el ámbito comarcal, no lamenta que no se haya conseguido un pacto para la gestión de las basuras en tantos años de gestión política?

El consenso en la comarca de la Safor sobre el tema del Consorcio de residuos es unánime. Nuestra aportación era la ubicación de una planta de transferencia en la Safor, y eso se ha realizado y está a pleno rendimiento.

¿Tendrá la Safor su vertedero de basura en esta legislatura?

No lo creo. Tras el cambio de gobierno en la Generalitat Valenciana y la forma de gestionar los residuos se tomó la decisión de no ubicar el vertedero para las cinco comarcas del área en el municipio de Llanera de Ranes. Estos trámites administrativos para una nueva ubicación son costosos en el tiempo por las tramitaciones medioambientales que las leyes obligan a cumplir.

¿De qué ha servido la Mancomunitat al reivindicar las rondas de la N-332 o en el proyecto del tren Gandia-Dénia?

La Mancomunitat ha intentado ser el seno donde debatir y reivindicar dos inversiones muy necesarias para el desarrollo económico de la comarca. Dentro de las competencias asignadas al ente hemos intentado que las obras se hicieran. Pese a todo, no le puedo negar que ninguno de esos proyectos se ha conseguido.