La seguridad es lo primero. Los usuarios pueden alquilar los patines con la tranquilidad de que si el servicio está abierto es porque se cumplen las condiciones marítimas y meteorológicas adecuadas. Y al contrario si está cerrado, porque, aunque parezca que haga bueno, a veces se clausura al estar muy próximo un temporal.

La actividad está prohibida cuando el viento alcanza una fuerza 4 o más en la escala de Beaufot, equivalente a 16 nudos o 30 km/h. Igualmente, se cierra si el mar está en grado 3 de la escala Douglas, lo que supone «marejada», o lo que es lo mismo una altura de olas de un metro. También cuando existe una visibilidad horizontal inferior a una milla náutica. Desde la empresa aseguran que no suelen apurar estos límites máximos. «Queremos que la gente venga a divertirse, no a padecer», aseguran. No obstante, el mejor momento para navegar es por la mañana ya que el mar suele estar más en calma que por la tarde, cuando en la playa de Gandia se gira su famoso y molesto viento de garbí.

Este verano atípico, con numerosas banderas amarillas y rojas, ha habido muchos días con la instalación cerrada. Santi Hernández es el encargado de mirar constantemente los parámetros meteorológicos para decidir si abrir o cerrar, y se recorre cada día el 'campo de regatas' con la zodiac para velar por el cumplimiento de las normas por los usuarios.

Los motivos para llamarles la atención e incluso expulsarles son varios: «Invadir la zona de bañistas, algo que inexplicablemente a algunos les atrae como un imán; colocar juntos varios patines; volcarlos; exceder el aforo; y por supuesto subirse borrachos».

Dentro del mar se señalizan pasillos con boyas para las operaciones de botadura, varada y navegación. El máximo de ocupantes en cada patín es de cuatro personas. La persona que alquila siempre debe ser mayor de edad. Se admiten menores siempre que estén acompañados por adultos.

Hasta ahora el único incidente de gravedad se registró a finales de julio de 2015, cuando un joven sufrió una lesión cervical al parecer tras lanzarse por el tobogán cuando el patín no tenía suficiente profundidad y golpearse contra la arena.

El ayuntamiento, desde el departamento de Turismo, confirma que todos los patines están homologados y se realizan auditorías e inspecciones frecuentes.