Los padres y madres de alumnos del colegio Francesc Carròs, de la Font d'en Carròs, y el ayuntamiento van a hacer valer el apelativo de «cabuts» con el que se conoce a los fonteros, y han decidido mantener e incrementar la protesta para que la Conselleria de Educación ofrezca soluciones urgentes a la pésima situación del edificio que alberga el centro.

Como informó ayer este periódico, la aparición de una grieta en una viga no solo ha obligado a apuntalar y clausurar dos aulas, sino que, peor aún, ha generado una considerable inquietud entre los padres, que exigen seguridad en el vetusto edificio donde sus hijos estudian.

Desde el martes, los niños no entran en clase, y así seguirán, al menos, durante toda la semana porque, para incrementar la presión sobre la Conselleria mañana viernes se han puesto a disposición de padres y alumnos autobuses para desplazarse a la sede de este organismo de la Generalitat. Los convocantes, entre ellos el ayuntamiento, esperan que alguien pueda recibirlos y ofrezca argumentos para retomar la actividad docente en una localidad donde la paciencia por los retrasos en disponer del nuevo centro escolar se ha acabado.

Paralelamente, según señalaba ayer Pablo Puig, alcalde socialista de la Font, el arquitecto municipal, acompañado por otro técnico, acudirán el mismo viernes al centro para llevar a cabo una inspección que permita determinar, con precisión, hasta qué punto existe riesgo de que se puedan producir accidentes en un lugar tan sensible como es un colegio. Las pruebas incluirán catas en todas aquellas estructuras que sustenten el inmueble, construido en 1961 y que, en todo el tiempo transcurrido, no ha sido objeto de una remodelación en profundidad.

El alcalde Puig añadió a este periódico que los padres no solo desean que la Generalitat diga que se construirá un nuevo colegio que, acelerando el proceso, no estaría antes de dos años y medio, sino que plantean soluciones urgentes a la pésima situación del Francesc Carròs. En ese sentido, la primera autoridad local dice que el ayuntamiento estaría dispuesto a ceder cuantos locales municipales disponga para reubicar a los escolares hasta que el nuevo colegio abra sus puertas.