Un joven con una gorra y «armado» con una botella de ácido protagonizó en la noche y madrugada del martes al miércoles un extraño, insólito y sorprendente ataque indiscriminado contra una quincena de tiendas y locales comerciales de la céntrica calle Major de Gandia, considerada la «milla de oro» de esta ciudad.

El hombre, que entró por el paseo de les Germanies y se dirigió hacia la plaza de les Escoles Pies, roció con ácido los cristales de todo tipo de locales, sin que conste ningún tipo de discriminación. Tiendas de ropa, joyerías, cafeterías, perfumerías y, en definitiva, cualquier establecimiento que no tuviera reja de seguridad.

El ácido era lo suficientemente poderoso como para no solo ensuciar las grandes cristaleras, valoradas algunas en miles de euros, sino que causó la corrosión de esos elementos, de manera que, por mucho que se esforzaran en limpiar, los empleados no pudieron retirar las marcas. Muchas de esos cristales tendrán que cambiarse o pulirse, un gasto que ascenderá a decenas de miles de euros.

El recorrido del agresor, que fue grabado por varias cámaras de seguridad instaladas en la calle Major, se centró principalmente en los locales que encontró a su izquierda, según se va hacia la plaza de les Escoles Pies. A la altura de una tienda de moda femenina situada en donde estuvo la histórica Casa Pastor, la botella se quedó sin ácido, y por ese motivo a partir de ese punto ya no hay más desperfectos.

A eso de las 9 de la mañana los trabajadores o dueños de los locales descubrieron la acción y dieron la voz de alarma. Primero varias patrullas de la Policía Local acudieron para levantar acta de inspección, y después fueron expertos de la Policía Nacional los que inspeccionaron los daños.

En ambos casos los agentes pidieron a los comerciantes que esperaran a que se pudieran hacer las actas, tomaran fotos y, después, presentaran denuncia para cuando se pueda identificar y detener al autor de los hechos.

Pedro Izquierdo, presidente de la Cooperativa Comercial Centre Històric, y Alícia Izquierdo, concejala de Comercio, se interesaron por estos hechos y recordaron a los afectados que el seguro del establecimiento se podrá hacer cargo de los costes.

Aunque inicialmente se barajó la posibilidad de un ataque dirigido a algún tipo de locales o de propietarios de los mismos, la policía ya se inclinaba ayer por el acto vandálico, de manera que, a falta de que se interrogue al autor y dé explicaciones, se trataría de uno de esos inexplicables actos vandálicos que, sin ningún motivo, acaban causando muchos daños materiales.

El de ayer es, de hecho, una acción contra locales comerciales sin precedentes en Gandia que solo se asemeja a aquellas actuaciones contra mobiliario urbano, señales y paneles indicativos, patrimonio histórico, contenedores o coches estacionados, que, al menos por lo que se sabe, se cometen solo porque sí.

Uno de los comerciantes de la calle Major de Gandia, que justamente ayer no resultó afectado por el ataque con ácido, señaló que fue víctima de un hecho similar hace unos años, y entonces ya no encontró otro remedio que cambiar la cristalera, como harán algunos de quienes ahora han pagado la gamberrada.