La Federació de Falles de Gandia (FdF) se acaba de llevar un disgusto de dimensiones importantes. Tanto, que, de no hallar una solución, podría estar en peligro la viabilidad de la entidad que gestiona la fiesta de la que disfrutan miles de ciudadanos, o propiciar la eliminación de algún acto o elemento de las celebraciones.

Según ha podido saber Levante-EMV, hace unas semanas le llegaba el aviso de que, antes de que finalice el año, tendrá que hacer frente a más de 50.000 euros por el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) del Museu Faller correspondientes a los años 2013, 2014, 2015, 2016 y 2017.

No es que el edificio estuviera exento de pagar este tributo hasta este momento. El asunto se remonta al 2008, cuando se inauguró. El entonces presidente de la Federació de Falles, siguiendo el procedimiento habitual cuando se construye un nuevo inmueble, solicitó su registro en el catastro. Hasta que este apunte no se hace efectivo, el propietario no lo paga, de ahí que la FdF no lo hubiera contemplado en sus presupuestos de los últimos ejercicios. Sin embargo, una vez queda inscrito, está obligado a abonar el año corriente y hasta un máximo de cuatro en retroactividad.

La matrícula del Museu Faller en la dirección general del catastro se hizo realidad el pasado mes de julio, de ahí que ahora el Ayuntamiento de Gandia esté obligado a reclamarle a la Junta Local el impuesto de los últimos cinco años del edificio.

El presidente, Telmo Gadea, reconocía ayer que la notificación había caído como un auténtico jarro de agua fría y reconoció que, a día de hoy, no se dispone de ese dinero para hacer frente al pago.

Gadea señalaba, en conversación con este periódico, que había sido un gasto «inesperado» para los presupuestos de una entidad que ya vive suficientemente asfixiada por el gran desembolso que supone la gestión del Museu. Las cuentas de la FdF ascienden a algo más de 300.000 euros anuales. Solo la hipoteca del edificio se lleva 170.000, a lo que hay que sumarle los gastos generales, sueldo de los trabajadores, Seguridad Social, limpieza, etc. Esto significa que apenas le queda un 15% o 20% para gastar en fiesta.

Gadea ya ha iniciado conversaciones con el Ayuntamiento de Gandia para hallar una solución. «Si no encontramos una salida política tendremos un problema muy gordo, puede ser la muerte de las falas», indicaba el presidente de la FdF.

El plan de ajuste en el que se encuentra el ayuntamiento no le permite promover bonificaciones ni exenciones del IBI, por lo que una de las posibles vías sera aumentar la subvención de las fallas para que puedan ir más desahogadas.

Lo que sí que quiso dejar claro el máximo mandatario de las fallas de la ciudad es que «de ninguna manera» la situación «va a repercutir en las fallas. No estoy dispuesto a que las comisiones carguen con este gasto y eso sí que tengo claro que no va a ocurrir».

El concejal de Fallas, José Manuel Prieto, señaló a este periódico que desde el consistorio no van a permitir que la FdF quede bloqueada por este pago. «Abriremos un mecanismo para que las fallas puedan hacer frente al IBI». En estos momentos, los técnicos municipales están estudiando las distintas posibilidades. En la misma línea, Prieto dijo que no repercutirá en las comisiones.

El problema va más allá de los 50.000 euros de este año. A partir de ahora, la Junta deberá incluir en sus presupuestos la nada desdeñable cantidad de 11.000 euros para pagar el IBI del Museu. «Seguro que es el más alto de toda Gandia», indicaba el presidente.

Gadea lamentaba que si no hay una ayuda por parte de la administración local «nos veremos obligados a recortar gastos en actos, en personal, grúas, flores o no hacer la ofrenda, por ejemplo».