Los vecinos con viviendas en el pasaje Brunel, que comunica las céntricas calles Mayor y de la Delicada de Gandia, no salían de su asombro a primera hora del domingo cuando comprobaron que la noche anterior alguien había estado de botellón en esa zona cubierta, quizás protegiéndose del frío viento que sopló toda la noche. Hasta ahí algo «normal» que nadie sabe cómo erradicar, pero lo que muchos no llegan a comprender es que esas personas ni siquiera «recojan la mesa» después de la fiesta. Así se expresaba un vecino que se encontró con las botellas de bebidas alcohólicas, los vasos y las bolsas de plástico en ese pasaje. La primera opción es llamar al ayuntamiento para que los servicios de limpieza lo recojan. La segunda, como ocurrió en este caso, es que alguien se tome la molestia de hacer lo que los autores del botellón no cumplieron: tan sencillo como depositarlo todo e una de las cercanas papeleras públicas instaladas en las calles.